El Sr. Alcalde, donde pone el ojo, surge el desastre. Todo lo que toca lo hace trizas. La Plantilla Orgánica Municipal configurada “a salto de mata”, la Jefatura de la Policía Municipal operando provisionalmente, el servicio de urbanismo bajo amenaza, la coordinación administrativa de la oficina “a brincos”, las convocatorias de la Brigada de Servicios paralizadas, la Residencia de Ancianos a punto de explotar, y el personal de diferentes servicios sintiéndose menospreciado.
Ocho meses de desgobierno del Sr. Navascués. ¿Qué ha hecho?, ¿En qué ha invertido el tiempo desde su toma de posesión? Si exceptuamos cerrar cosas (la calle Ágreda, los Paseos, la propia Alcaldía a los ciudadanos), no ha hecho nada. ¡Absolutamente nada! Y como no es capaz de reconocerlo, le echa la culpa a los demás. UPN tiene la culpa de todos los males y ÉL está por encima de los mortales y ha llegado como el “gran salvador” a salvar el Ayuntamiento.
Estamos ante una persona embebida de soberbia y con tan alto concepto de sí mismo que no nos explicamos cómo no camina cincuenta centímetros por encima del suelo mientras una fila de penitentes le envuelve en incienso y pétalos de rosa. Pero, por desgracia para Cintruénigo, estamos ante un incompetente; incompetente que como dure mucho, Cintruénigo lo va a terminar pagando, pero que muy caro.
Todo su discurso lo plaga de mentiras para darle verosimilitud. Para atacar a UPN recurre a la mentira (los intereses descubiertos de las cuentas corrientes, la pretendida preparación del nuevo Jefe de Policía, los gastos habidos en el Ayuntamiento, las “tramposas” pruebas selectivas en la residencia…) y para ello se apoya en dos personajes, a los que únicamente une su odio a UPN y al anterior Alcalde. Así nos luce el pelo.
