Opinión

El respeto es cosa de todos

En toda competición deportiva y, en especial en los partidos de fútbol, se producen enfrentamientos entre los contendientes que son asumidos como parte de esa competición, guste o no.

Que los niños futbolistas lleguen también a provocar y protagonizar acciones de esa índole no debe admitirse, pero tampoco debe sorprender o extrañar que se den en nuestra Sociedad de hoy día.

Por un lado, los chavales son los primeros en copiar desgraciadamente lo que ven en TV y otros medios audiovisuales que tienen a su alcance.

También se ven inducidos a ello debido a la presión de su entorno personal que a la hora de competir influye en su rendimiento y en su comportamiento. Nos queremos referir a los técnicos, dirigentes, compañeros, rivales y sobretodo a los familiares que conforman el público de esos partidos.

Por otra parte las trifulcas que se llegan a dar en el fútbol-base, suelen ser hechos que no rayan en la violencia, ni en la discriminación, ni en el racismo. Los chavales se insultan y escupen o amenazan queriendo imitar a sus ídolos.

Como en la propia familia o en el colegio, siempre se trata de que los chavales sean formados en los valores humanos, como el respeto, amistad, convivencia, etc...

No obstante, hasta el chaval mejor fomado, en los lances que produce el deporte competitivo se enzarza con el contrario, o con el árbitro, o incluso con sus propios compañeros, en actitudes puntualmente indeseables, y es entonces cuando los responsables deben actuar, en ese o en otro momento, pero siempre corrigiendo esas actitudes y comportamientos.