Opinión

El respaldo de la desvergüenza

Para que un verano sea verano, debe contar con su bronca de rigor en Gibraltar, con el rey marroquí reclamando Ceuta y Melilla y, lo que es aún peor, escuchar una y otra vez la horrenda canción pegadiza de la temporada, que no por ocurrente triunfa y se repone una y otra vez.

Eso sí, este tiempo también está caracterizado por ser una época de desvergüenza y alevosía, en la que para rematar el verano, el Estado, a través de su Gobierno de turno, cuela vía Decreto alguna joya más para beneficiar a los suyos en este desproporcionado desgobierno que padecemos hace siglos, en el que las cosas sólo se gestionan para beneficiar a los amigos o devolver favores, en lugar de para crear las bases que de verdad hagan país y

construyan sociedad, rica y libre.

Por ello, esta vez los amigos de los ilustrados Felipe González, José María Aznar, Elena Salgado, o cualesquiera otro de ese tropel de vividores que nos rodean, están sacando adelante un Real Decreto sobre autoconsumo de Energía que además de sacarnos los colores ante Europa, pretende -entre otras muchas usuras despiadadas-, nada menos que poner en marcha lo que han denominado como "Peaje de Respaldo", que no es otra cosa que un terrorista impuesto revolucionario mediante el que pretenden que paguemos a las grandes compañías energéticas, esas que están destrozando el planeta -esos dinosaurios de los combustibles fósiles y las nucleares-, para que el consumidor de a pie les pague, por no necesitarlos. Y, entre tanto, aquí estamos... ¡Aúpa Osasuna y viva el Santo Patrón!