Opinión

El quiz de la cuestión

Es el momento de actuar con concreción, sin divagar, ni dejar que el tiempo pase como si del exterior nos fuesen a solucionar los problemas. Es obligación de quien gobierna marcar prioridades y trabajar desde una perspectiva positivista y constructiva. Al fin y al cabo se trata de diseñar y poner la primera piedra del futuro que vivirán nuevas generaciones. Hay que tomar decisiones y ahora más que nunca hay que tomarlas con firmeza y altura de miras, no sin antes haber separado lo real de lo superfluo.



Construir es costoso y sin embargo destruir es sumamente sencillo. Contrasta la laboriosidad y el esfuerzo de llevar a la práctica una idea, un proyecto, con lo fácil que es destruirlo, sobre todo cuando el objetivo nada tiene que ver con el interés general y se trata de ocultar la realidad, que no es otra que la propia ambición personal. En todo caso cabe el diálogo y el debate siempre que se haga sobre argumentos sólidos y comprensibles, sin utilizar recursos demagógicos y donde imperé la verdad y la razón.



No por mucho repetirla tiene menor importancia, pero la actual situación económica debe motivarnos como un revulsivo para agudizar el ingenió y poder salir airosos de situaciones delicadas.



No es fácil gobernar, ni tener que tomar decisiones que a veces pueden ir en contra de los intereses personales, o de partido, y más estando cerca de unas elecciones, pero, como dijo un político inglés, “el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.



¡E ahí el quiz de la cuestión en este momento y hay que entenderlo!