Opinión

El nombre del nuevo estadio de fútbol

A veces surgen noticias en la prensa que a quien las lee, además de informarle, les produce una ligera sonrisa de incredulidad; algo así me pasó el otro día al leer que en el pleno del Ayuntamiento de Tudela algún grupo manifestó el deseo de quitar el nombre del campo de fútbol del Tudelano, denominado hasta ahora José Antonio Elola, y de cambiarlo por el de Rigoberta Menchú.

Lejos de mí el entrar en polémica de si el nombre de José Antonio Elola incumple la ley de símbolos, lejos también de mí el valorar si es conveniente cambiar ahora el nombre justo cuando el Ayuntamiento ha hablado de derruir el estadio y lejos también el considerar de si el Sr. Elola fue una persona que hizo algo por Tudela o no.

Mi carta es sobre la propuesta de denominación nueva: Estadio Rigoberta Menchú, denominación que me parece a todas luces bastante absurda o al menos inadecuada para un campo de fútbol o unas instalaciones deportivas. Que conste que no tengo nada contra la buena de Rigoberta, pero me puede alguien decir qué pinta la buena guatemalteca dando nombre a un campo de fútbol. Hace años Tudela ya dio nombre a otro complejo deportivo con otro premio Nobel de la Paz y opiné lo mismo, si bien no me molesté en escribirlo, ya que no entendí (ni entiendo) la relación de Nelson Mandela con el deporte o con Tudela.

Cero que tanto Nelson Mandela como Rigoberta son personas que han contribuido a que el mundo sea mejor, creo que han hecho cosas que merecen reconocimiento pero creo también que cada reconocimiento tiene que verse en el lugar que le corresponde. Estas personas pueden dar nombre a un centro ocupacional, cultural, social, a una ONG…pero no a unas instalaciones deportivas. Opino que lo normal es que el nombre de un estadio de fútbol lleve el nombre de algún deportista, de alguna persona que haya sido alguien en el deporte o haya hecho algo por ese mundo ya sea en Tudela, en Navarra, en España o incluso a nivel mundial. Ignoro qué ocurre en Tudela para que cueste tanto denominar nuestras calles, museos o estadios con nombres de tudelanos o navarros que hicieron algo por la pintura, la música, el deporte, los toros, la cultura en general o que hayan llevado el nombre de nuestra tierra por todos los lugares. Parece que preferimos nominar las calles con nombres de árboles, de regiones, de inventores o en este caso premios nóveles que ninguna relación tienen con nuestra tierra con tal de no hacerlo. En fin, así somos, es difícil ser profeta en esta tierra.