Opinión

El negocio de Tokyo 2020

De las tres opciones finales para organizar los Juegos Olímpicos del año 2020, hubiera preferido que ganara Estambul porque, a estas alturas, el mundo, y sus deportes, necesitan integrar esa parte del globo que gira en torno al Islam. Sin embargo, uno piensa ese tipo de cosas concluyendo que, más allá de los eslóganes y del "Citius, altius, fortius", -el arrogantemente humano "más rápido, más alto, más fuerte"-,

la organización de los Juegos que realiza el Comité Olímpico Internacional, o COI, se plantea desde valores directamente extraídos de la ONU y la Declaración de Derechos Humanos.



¡Una quimera! Ya que en esas lídes sólo prospera el maletín, el beneficio y una particular e interesada visión de la política y la manipulación de la realidad que, en este caso, ha apostado por el nipón talonario de las mentiras nucleares... ¡Madrid, por favor, desiste por fin!