Opinión

El mayor espectáculo del mundo

En tiempos de los faraones, se construían grandes pirámides, en nuestros tiempos se construyen colosales basílicas.



Al circo se le llama el mayor espectáculo del mundo. Lo que acabamos de ver con Benedicto XVI a la cabeza, en la sagrada familia de Barcelona, lo supera. Verdaderamente, es grandioso, es colosal, lo nunca visto, el más difícil todavía, el triple salto mortal.



Gracias a Dios, los faraones terminaron y dejaron de esclavizar a un pueblo al que obligaban a construir esos monumentos, que fueron hechos para recuerdo y gloria de esos dictadores. Lo mismo ocurrirá con esta jerarquía, que alimenta su ego, con obras, que pretenden que continúe su poder y gloria, pues Dios no lo necesita.



Pero también a estos falsos pastores se les acabará la dictadura que oprime al pueblo de Dios. El montaje es casi tan perfecto, que engaña a los "fieles" casi por completo.



No nos, puede extrañar, que quedemos hipnotizados, con tanto lujo, tanto arte, tanta maravilla, al servicio de unos señores que traicionan a Cristo y traicionan a toda la raza humana, con su manipulación del Evangelio de Jesús.



No podemos permitir, que el mensaje de Amor quede, principalmente, en la construcción de espléndidos edificios. Cuando El Maestro quiso que nos amasemos todos como Él nos amó. Y nunca permitió que se le adorase. Ni desenfundó la espada para defenderse, ni le gustaba que si hicieran templos, ni los hizo, pues prefería que se adorase a su "Padre" en el corazón de las personas.