El Gobierno foral revisará su Plan de Residuos 2010-2020, que ya anulara el TSJN, porque acaba de ‘decidir’que existen alternativas a la incineración de basuras.
Ha tardado cuatro años en ser consciente de una realidad obvia pero que era incapaz de ver hasta que los avances en la recogida selectiva de residuos y la nueva normativa de la Unión Europea le ha hecho abrir los ojos y descartar la opción de la incineradora que contempló realizar en la Zona Media, a pesar de todas las movilizaciones y opiniones dadas por los expertos.
Rectificar es de sabios, sin duda, pero si la cordura se hubiera impuesto a los preceptos y la ‘doctrina’ política -a la contra-, Navarra hubiera ahorrado un tiempo precioso en la gestión de una materia, los residuos, en la que siempre había sido, hasta ahora, líder ocurrente y puntero.
Ahora, cuatro años perdidos más tarde, el Ejecutivo foral deberá plantear una alternativa seria al Plan Integral de Gestión de Residuos de Navarra (PIGRN). El objetivo marcado por Europa: Los vertederos, sin residuos reciclables para el 2020, y sin enterrarse en los vertederos.
