Ha muerto un hombre honrado, que luchó contra la falsa, institución eclesial, un ateo con vista de creyente.
José Saramago que, como Vicente Ferrer y muchos más, defendemos a la humanidad, de esa mala bestia, que es el Vaticano.
La gran ramera es la jerarquía católica, ya que ha vendido la Iglesia de Cristo al mejor postor, de gobiernos dictatoriales, para pisotear al pueblo de Dios.
Vicente Ferrer, nos dio ejemplo de buen cristiano, dar sin pedir nada a cambio, sin hacer proselitismo, como hacen, esos equivocados misioneros, católicos, que llenan la cartera del Vaticano con una clientela, de nuevos "fieles" que así seguirán pagando sus facturas.
La gran obra literaria del premio Nobel y por la que se marchó de Portugal, es el Evangelio según Jesucristo, un Cristo humano, más verdadero que el inventado por los que se hacen llamar sus herederos.
Una verdad, que hizo daño a esos obispos, que han alterado el Evangelio de Amor, por otro hecho a su medida, lleno de mitos y leyendas.
Vicente Ferrer es un ejemplo vivo, aún después de muerto, gracias a la herencia de su fundación, a la cual también se le dará el Nobel de la Paz, como en su día le dieron a José Saramago el Nobel de literatura.
Estos dos Nobel, serán y son el reconocimiento de los europeos, a dos personas, honradas, que comprendieron, como nadie, la gran estafa, que el Vaticano, durante siglos, ha mantenido, para su provecho y en contra de Europa y de toda el mundo.
Cristo, fue traicionado tres veces por Pedro, pero Pablo y todos los pontífices, que se han dedicado, a imponer por las armas, el mensaje,de Cristo, lo han traicionando, muchas mas veces, han ensuciado,la bondad y humildad del Nazareno, con la creación, de un Estado rico y poderoso, conseguido, con la sangre de millones de inocentes, pisoteados, en sus derechos,ahora y siempre.
