Opinión

El ejemplo de las Islas

Da gusto contemplar cómo se las gastan por Europa mientras aquí los falsos debates "identitarios" acaparan la actualidad mientras los tontos miran la mano que señala la luna llena, donde radica la realidad... ¡y el problema!



De este modo, esta semana que Escocia ha acordado con Inglaterra -definido así, a grosso modo-, que en el otoño del 2014 ésta podrá decidir -libremente- si desea formar parte o no del Reino Unido en las Islas, a través de una consulta vinculante, alegra ver cómo la gente civilizada es capaz siempre de funcionar, y de entenderse, sin parar la sociedad, sin mancharse las manos, sin sacar partido de los entreactos.



Otra cosa es este pícaro país de vividores en el que los problemas de caja se resuelven con el "y tú más", y las diferencias entre unos y otros se determinan por el calado de los reproches mutuos.



Sólo hay que observar un poco el "nivel" de los debates e intervenciones mitineras de esta semana de final de campaña electoral en País Vasco y Galicia, para comprender que si unos son malos, los otros no podrían ni arrendarles la ganancia, haciendo de la realidad una estabulada e interesada mentira que nada tiene que ver ni con la sociedad ni con las necesidades que, a las claras, el ciudadano ve evidentes ante sí, pero que esa "clase" politiquera de fácil eslogan convierte en basura de parte y parte partidaria.



Así, mientras unos construyen sociedad y Europa en las Islas Británicas otros aquí se envainan barretina y chapela para destacar las diferencias en lugar de sacar punta a las virtudes de una Hispania que tras 500 años

de testimonio patrio, bien podría haber servido de ejemplo político y de modelo de leyenda para aquellos que aspiran a vivir como nosotros pero no pueden siquiera soñar en libertad, porque llenar la barriga, cada día, es un problema de calado tan elevado, que las "aldeanadas", no importan.