Opinión

El cohete

Un año más, pocos días antes de las fiestas el Pleno del Ayuntamiento de Tudela tuvo que votar una moción presentada, en esta ocasión, por NaBai, en la que se solicitaba la democratización del cohete. Una moción que, a pesar de estar respaldada también por el grupo municipal del PSOE, no salió adelante. UPN con su mayoría absoluta chafó esta petición lícita, argumentando que es una capacidad del equipo de Gobierno, que “viene a compensar los malos ratos que se pasan”. Un argumento de ¡tanto peso! puede dar pie a la mofa del ciudadano, quien bien podría reivindicar este u otro honor parecido para que quedasen soliviantados todos los padecimientos que debe sufrir, originados algunas veces por la incompetencia o la negligencia de las personas que toman las decisiones en cualquier ciudad.

Los ediles no deben obtener premio alguno por desempeñar libremente la función pública. No nos confundamos, el disparo del cohete es un honor que se ha otorgado, en Tudela, históricamente a su alcalde. Y su alcalde -en este caso Luis Casado-, ha venido delegando esta tarea en otros ediles de su grupo, siguiendo la senda de su antecesor, Luis Campoy. Si el alcalde ha decidido rotar el cohete entre sus compañeros de equipo, bien puede hacerlo entre la oposición. Algunas de las personas que la componen llevan muchos años en el Consistorio, y han padecido, también libremente, las sombras de su cargo.

Es cierto que el cohete, desde Pérez Sola a hoy, se ha democratizado un poquito de manos de UPN; eso sí, quedando este honor relegado al grupo gobernante. En Tudela lo de modificar las tradiciones ya ha tenido su inicio con la Bajada del Ángel (el próximo año veremos a una niña colgada de la maroma) y es de esperar que el cohete le siga pronto la estela.