Opinión

El Cohete, ¿principio o fin?

Soy mi mayor enemigo, consisto en mi deseo, dijo el poeta. Y en estas fechas, el deseo, las ganas, son encontradizos, dubitativos y un tanto incompatibles por incongruentes: La llegada del cohete de Tudela ¿es el indicativo del comienzo de las Fiestas o del final del periplo laboral? ¿Es el símbolo moderno del inicio de las vacaciones o la culminación de un ciclo anual que hace de cada año un ejercicio que va de Septiembre a Julio?

Como la mayor parte de la cuidadanía, comenzaremos nuestras vacaciones con el parón que supone un cohete, que en Tudela nos sorprenderá el lunes 24. Y los deseos se superpondrán: ¿Es la hora de empezar a descansar o el momento de terminar con la rutina? El problema es que no son lo mismo.

También se le llama “txupinazo” y ¿al subir tan enhiesto hacia arriba, y tan gritón, no se burla de todos nosotros con ese gesto la vida? ¿No nos da un corte de mangas la improvisación que se presupone al jolgorio, para devolvernos a otras corazas de blanco, palio y procesión?

Descansar y Fiestas son pura contradicción, entonces: ¿Cómo rebelarse de la rutina? ¿Cómo abandonarse a la juerga manteniendo el “tipo”, -ese sinsentido de la “cordura”, la “sensatez” y el hacer “lo que se debe”? Somos rebeldes sin causa desde el momento en que cambiamos el horario de fichar por pasear encorsetados en fajas, mandarras, blusones, y rojos pañuelos de fuego. Pero, ¿realmente amamos la Fiesta o sólo disfrazamos la semana? ¿Sucumbe el quehacer o renace el miedo a la escena del vivir?