Opinión

El chocolate del loro

Dicen que las familias indianas adineradas, en tiempos de vacas flacas, cuando la economía era escasa, guardaban las apariencias con sus invitados mientras ahorraban la pequeña ración de chocolate que ponían en la jaula del loro. Lógicamente, las familias no conseguían sanear así su economía.

Esto es lo que sucede con algunos de los “ahorros” del Ayuntamiento de Tudela, tales como cierre de Centros Cívicos en determinados horarios y días, o con el cobro por asistencia a dichos espacios, y la nueva tasa por utilización de ludotecas. Hay una diferencia: a los loros no les conviene el chocolate, pero a los movimientos sociales, al necesario tejido social tudelano, le es imprescindible contar con facilidad de espacios en horarios posteriores a la salida del trabajo; y a las criaturas, es importante ofrecerles alternativas de ocio creativo independientemente de la capacidad adquisitiva de sus familias. A algunas personas usuarias de un centro cívico, hacerles pagar por utilizar ese servicio, fundamentalmente en el contexto actual, puede hacerles desistir de una ya bastante escasa participación social. Y, desde luego, la tasa de la ludoteca facilitará que ese juego educativo sea clasista de hecho, porque no podrán acudir a la ludoteca las y los niños de economía modesta.

El dinero que suman esos concretos ahorrrillos, podría obtenerse de otra manera. Por ejemplo, reestructurando las áreas y concejalías municipales, también optando por apoyar la cultura de base y desistiendo de pretenciosos proyectos de espacios baluartinos,

y de otras formas que ya detallamos

en nuestra alternativa al reajuste

presupuestario que llevó a cabo UPN.

Poner piedras en el camino del tejido asociativo, de la participación social, y de la educación en igualdad, ni soluciona nada al erario público,

ni facilita la construcción de una sociedad más satisfactoria y humana.