Opinión

El castillo de Ablitas

Aunque pudiera parecer que me estoy refiriendo a un monumento histórico de cierta categoría arquitectónica, que también lo tenemos, conocido como “ Castillo Chibiri”, me refiero al aceite de oliva virgen, que se comercializa, no demasiado la verdad, con ese nombre. Con el aceite de oliva, ocurre al igual que con otros productos, sean comestibles, de ropa, etc., como con los viajes. Nos empeñamos en complicarnos la existencia pensando que a miles de Kilómetros existe un monumento, una ciudad, un museo, o una playa que es mejor que la que tenemos, sino en nuestra propia Comunidad, a unos pocos cientos de kilómetros, dentro de nuestro propio país y que desconocemos por completo.

Un compañero de fatigas polideportivas, me cuenta que hace unos días, sin pensárselo demasiado, se desplaza con su camioneta hasta un pueblo de Jaén, al objeto de comprar una buena partida de aceite de oliva virgen, - sin duda de buena calidad- que repartirá entre su amplia familia, tanto consanguínea como afín, casi 2.000 Kms entre ida y vuelta y me trata de convencer para que me apunte a la compra, sin conocer mi origen ablitero, claro. Sin ánimo de truncarle su “negocio”, tan sólo acerté a decirle, que si el único objeto, como era, fue el hacerse con una buena cantidad de aceite de oliva, no tendría que haber arriesgado, ni gastado tanto, pues a escasamente una hora de Pamplona y por autopista (50% de descuento), hubiese podido adquirir un aceite de oliva, de tanta calidad como el que adquirió y de paso hubiese tenido ocasión de visitar el otro castillo, que con prismáticos en la mano y cámara de fotos al hombro, no le sería tan fácil olvidar las vistas que desde lo alto del mismo puede divisar e inmortalizar.

Medio en broma, medio en serio, me cuentan que cierta actriz de cine americana, con instinto más que básico, visitante de la localidad, por cierto, cuando supo de las propiedades de conservación que posee el aceite de oliva, se ha hecho asidua de su consumo y debe ser cierto, me refiero a las mencionadas propiedades, pues no hay más que ver la figura esbelta que exhibe y posee. Por lo pronto, yo seguiré consumiéndolo a diario, para que, al menos me conserve el placer e ilusión que me da el poder juntar unas cuantas palabras y plasmarlas de vez en cuando. Buen provecho.

PEDRO J. SOTO SANTOS