Opinión

Ejercicio de libertad

Partiendo de la base que nuestra existencia debe estar marcada por nuestro derecho a ejercer nuestra libertad, siendo a su vez también responsables de cada una de nuestras acciones, llegamos rápida y claramente a la conclusión de que una persona libre no es quien hace lo que quiere, sino quien hace lo que debe hacer. No hay que confundir libertad con libertinaje, llegando a la conclusión de que la legítima libertad se manifiesta en aquel que hace lo que debe hacer.

El verdadero sentido de la libertad se logra a través de implicarse y comprometerse con lo que evidentemente se ama. Así, por ejemplo, una persona es libre de votar o no, pero si decide votar, asume automáticamente el compromiso primario de la aceptación de esas urnas en las que deposita su voto, legitimando así con su libre ejercicio el resultado que ello acarrea. Por supuesto se es libre para formar o simplemente pertenecer a un partido político o no, pero si finalmente se decide formarlo, tenerlo o pertenecer a él, se asume instantáneamente la aceptación del estado donde dicho partido quiera presentarse, sumado además a la responsabilidad de formar integralmente de dicho estado. Se es libre de decidir entrar a trabajar para tal o cual estado, pero si decidimos aceptar una nacionalidad, adquirimos de inmediato el compromiso de realizar una labor exclusiva, cuidadosa, efectiva y diligente por el bien de una sola nación.

La dimensión de nuestra libertad nos la da la responsabilidad y el compromiso con aquello que amamos o adoramos, y esto lo decidimos en nuestra diaria y personal labor política. Así pues, solamente quien es responsable de sus actos, puede llegar si quiere a identificar el verdadero sentido de la libertad. Todo dirigente político, bien de gobierno, bien un secretario de partido, bien un cabeza de organización o bien un miembro de una comisión, en el preciso instante en que se hace cargo de su puesto, debe asumir plenamente la responsabilidad que esto conlleva, de lo contrario, si sólo utiliza el poder que le otorga dicho cargo, sencillamente hay que recordarle que no ha entendido la enorme dimensión de su ocupación.

Hay que entender rápidamente que la auténtica libertad se ejerce participando, enlazándonos con lo que amamos, adoramos, queremos y respetamos. La libertad sin compromiso no existe, existe el libertinaje. También hay que saber, que todo ser humano lleva su propia e individual esencia de libertad. Nos pueden encarcelar por nuestros pensamientos políticos, privarnos con ello de nuestra libertad física, pero nadie podrá arrebatarnos nuestra libertad interior o nuestro mundo intelectual, político e incluso espiritual.

Debemos obligarnos a ejercer nuestra enorme capacidad de decisión. Defender con la vida misma, si es preciso, nuestro derecho incuestionable a la libertad, pues sin ella objetivamente no podríamos vivir o subsistir como individuos y como nación. Hay que asumir el compromiso real de lo que esto evidentemente significa. Trabajando consigo mismo en la realización de nuestro propio ser político, pues esto nos hará saber quien es el único responsable de lo que hacemos o dejemos de hacer, por lo que no podremos culpar a los demás de nuestros continuos fracasos en post de la soberanía e independencia.