Opinión

Don Quijote

Hay tal grado de tensión en el ambiente que la vida se está enrareciendo, hasta el punto, que una palabra, un lema para una manifestación, se convierte en razón y causa de debate, discrepancia y recelo absurdo, camuflado entre la mímica.

La clase política se justifica generando tensión en todos los foros y frentes donde no debería haberla. Las necesidades del ciudadano son otras, y van por otros caminos. Pero, afortunadamente, la gente de a pie va aprendiendo la lección y se echa a la calle...

Estos últimos días Francia ha vivido un movimiento social, “Les Enfants de Don Quixotte”, que ha llevado a un nutrido grupo de jóvenes a instalarse en tiendas de campaña bajo un puente para saber cómo viven los SDF, -los “Sin Domicilio Fijo”-, ya que en Francia entre 80 y 100.000 personas duermen cada día en la calle, y casi otro millón malvive en condiciones precarias en espacios que no reúnen condiciones, mientras decenas de miles de pisos permanecen vacíos.

Curiosamente, la ministra del ramo, Catherine Vautrin, ha acusado a los hermanos Legrand, -promotores de la experiencia contestataria-, de “demagogos” y “mistificadores”. Pero la iniciativa ha hecho mover ficha a una clase política que se mira el ombligo hasta el punto de endiosarse y no ver nada...