Opinión

Día Internacional por la Salud de las Mujeres

El próximo jueves 28 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional por la Salud de las Mujeres.

Desde Nasida, plataforma dedicada a la promoción de la salud y la prevención del VIH-SIDA en Navarra e integrada por Asociación Sare, Comisión Ciudadana Antisida, Medicos del Mundo y Consejo de la Juventud de Navarra/Nafarroako Gazte Kontseilua, consideramos éste un buen día, pero no el único, para recordar y apoyar a todas aquellas mujeres que conviven con VIH.

Es también un día para pensar en la situación con la que se levantan muchas mujeres todas las mañanas, incluidas aquellas que viven en nuestras ricas sociedades occidentales, ya que si bien se trata de un grupo muy heterogéneo, encontramos problemas comunes.

Así por ejemplo, si prestamos atención a los ensayos clínicos que se han llevado a cabo sobre la epidemia, constatamos que muchos de ellos han tomado como objeto de estudio a los hombres y, por lo tanto, han observado los posibles efectos secundarios de los fármacos en la población masculina.

Sin embargo, dichos efectos secundarios pueden no ser los mismos en las mujeres como consecuencia de toda una serie de factores, entre los que se incluyen las diferencias hormonales y las variaciones farmacológicas asociadas al menor peso corporal de las mujeres.

Además, las mujeres se enfrentan al estigma y la discriminación que todavía supone vivir con VIH, lo que puede llegar a resquebrajar su salud física, emocional y social. De hecho, muchas mujeres seropositivas siguen hallándose en situaciones comprometidas de salud a lo que hay que sumar las dificultades reales de acceso a salarios dignos. Todo esto condiciona la salud de las mujeres ya que debido a los mandatos sociales de género seguimos ostentando el cargo de “cuidadoras oficiales” y muchas de las mujeres con VIH priman los cuidados familiares al suyo propio lo que repercute en el tiempo y la calidad de los cuidados que dedica a su salud.

Otras mujeres con VIH que, aparentemente, no tienen cargas familiares se ven en la obligación de aparecer ante los demás como “mujeres maravillosas” gracias a este modelo social donde las mujeres debemos estar disponibles para todo de manera permanente. Así pues dichas mujeres se encuentran con la dificultad de cuidarse desde la alegría y acaban haciéndolo desde el “tengo que hacer, ”identidad aprobada socialmente.