Opinión

Democracia y gentes

Erase una vez un pueblo habitado por unas gentes cuya naturaleza y origen eran variopintos: Algunas habían nacido allí y otras arribaron desde sus propias circunstancias, con la esperanza de conseguir con su trabajo una vida mejor para los suyos.



A este pueblo, que contaba con su propia lengua, cultura y tradiciones, se le ocurrió preguntar a sus gentes cómo querrían organizar su futuro y quién debería regir sus destinos.



Este pueblo y cuantos existían a su alrededor, se habían dotado de un sistema social y político originario de la antigua cultura griega, que consistía, segun las crónicas conocidas, en que las gentes de cada pueblo elegían a quién habría de representarlas. De modo y manera que el poder y la soberanía emanaba de las propias gentes. Lo que dieron en llamar Democracia.



Los elegidos, producto de la Democracia, se deben a la tarea para la que fueron nominados: Dar con el camino por el que discurra la voluntad de las gentes que conforman su pueblo.



Srs. Elegidos: Dialogad, negociad, dad en definitiva con el camino que pueda encauzar la voluntad de las gentes para elegir su porvenir. Ahí va una pista: Las leyes, el derecho y por ende, las constituciones, son hijas-os de la Democracia, fruto de su propia dinámica, consecuencia de su actividad. De manera que, al menos en este asunto, fue antes la gallina. El voto no es consecuencia de la Democracia, sino un sinónimo que se le acerca mucho. Nada hay más democrático que una elección libre. Así pues, a la tarea.