Opinión

Dejemos hablar a Valentina

1361379656.jpg

En septiembre de 2012 apareció una niña chilena de 7 años en nuestras vidas. Una nueva compañera en la clase de mi hijo de la misma edad. Debido a su ingenuidad, sinceridad y naturalidad, Valentina nos cautivó rápidamente. Gracias a su amor propio, su forma de ser y su ”AHORA”, gran estabilidad emocional, ha conseguido integrarse totalmente en el pueblo de Marcilla, tanto con sus compañeros y amigos, como con su nueva familia: su padre biológico y la mujer de éste. Es una niña muy alegre, cariñosa y por lo que puedo observar, que es bastante, muy madura para su edad y con las ideas muy claras.



Toda esta estabilidad emocional conseguida durante todo el tiempo que lleva en Marcilla con su nueva familia, puede verse truncada por la decisión de un juez que dictamina que tiene que retornar a Chile, a la casa en la que supuestamente ha sido maltratada, con su madre y la pareja de ésta.



Si un menor está pidiendo ayuda a gritos, ¿por qué nos tenemos que quedar de brazos cruzados? Soy sabedora de que ante todo está la justicia, pero también veo a una niña desesperada, muy segura de sí misma: NO QUIERE VOLVER A SU ANTIGUA Y DURA VIDA EN SU PAÍS NATAL.



En algunas ocasiones, deberíamos escuchar con atención lo que un niño nos quiere decir, y ésta, es una de ellas. Valentina tiene mucho que decir. No le tapemos la boca, vamos a escucharla.