Opinión

Decrecimiento o como vivir mejor con menos

Desde Ecologistas en Acción se pone en cuestión la apuesta de los Gobiernos por el desarrollo sostenible. Nos preguntamos; ¿es la herramienta adecuada para salvar el planeta?, ¿podemos crecer indefinidamente?, ¿quedan a salvo los recursos que debemos legar a las generaciones venideras? la respuesta es que el concepto de desarrollo sostenible es científicamente imposible, culturalmente desorientador y políticamente engañoso.

Si evaluamos las claves de este “desarrollo sostenible” en nuestro País con datos del Observatorio de la Sostenibilidad en España, éstos nos dicen que se cumple el desarrollo y se incumple la sostenibilidad. Cada vez es más claro que estamos superando muchos límites ambientales, por lo que la única estrategia que parece viable a medio y largo plazo es la del “decrecimiento” ya que no es posible el crecimiento continuo en un planeta limitado.

No hablamos de “decrecimiento” como un concepto en negativo, sería algo así como cuando un río se desborda y todos deseamos que decrezca para que las aguas vuelvan a su cauce. Sólo hay un camino posible, vivir con menos, y el reto está ahora mismo en vivir mejor con menos.

El futuro está por hacer y es urgente cambiar esta ficción común, en el que los que vivimos con todos los lujos deseamos más y los que no los tienen desean ser como nosotros. Necesitamos unos principios más adecuados a una situación de recursos limitados como son la escala reducida, la eficiencia, la cooperación, la durabilidad, para que el descenso sea compatible con un nivel suficiente de bienestar.

Decrecer es algo necesario y justo, considerando que actualmente nosotros somos los que tenemos una deuda de crecimiento con los países del Sur por haber crecido por encima de las posibilidades del planeta, utilizando parte de los recursos que les correspondían a ellos y a las generaciones futuras. Además, son los países empobrecidos los que sufren con mayor intensidad las consecuencias del agotamiento irreversible de las materias primas y la energía, los que padecen con mayor fuerza las consecuencias del cambio climático, las guerras por los recursos, etc.

La aportación más interesante es la idea de que Norte y Sur debemos afrontar un futuro difícil y hemos de hacerlo conjuntamente. El decrecimiento nos llevaría a cambiar la manera de entender la cooperación, pasando de entenderla como un mecanismo de transferencia de recursos y asistencia técnica de Norte a Sur, a concebirla como la colaboración para la puesta en práctica del decrecimiento en el Norte, para lo que sería necesario el intercambio de conocimientos y prácticas sostenibles que en el Sur no se han perdido, así como de los mecanismos de compensación y devolución de la deuda de crecimiento.

Los posibles caminos del decrecimiento pasan por estrategias y elementos tan diversos como la relocalización de la economía, la producción a escala local y sostenible, la agricultura agroecológica, la desindustrialización, el fin de nuestro modelo de transporte tal y como lo conocemos de dependencia del automóvil, aviones, etc.., el fin del consumismo y de la publicidad, la desurbanización, el salario máximo, la conservación y reutilización, la autoproducción de bienes y servicios, la reducción del tiempo de trabajo, la austeridad, los intercambios no mercantilizados y un largo etcétera.