Opinión

Cuestión de Justicia

Llevamos unos días de vista en vista en los que la actualidad está girando, tristemente, en torno a los Juzgados,

y no sólo por culpa de Urdangarín.



Por un lado, han sentado en el banquillo a los inculpados en la violenta muerte del joven tudelano Javier Martínez Llort, y por el otro estamos contemplando con indiferencia cómo se está juzgando al Juez Garzón.



En un caso, la sentencia, sin duda, traerá serenidad a la familia y paz a la Ribera que está soportando últimamente una violencia inusitada, que también se llevó a Hugo Manzanillas y a Dayán Murillo Blasco. Casi nada para una Comarca "tranquila" y rural como la nuestra, en la que los responsables policiales y de Seguridad no se cansan de repetir, año tras año, que delitos y violencia no han aumentado peligrosa y preocupantemente.



En el otro Juicio estamos contemplando cómo, con un innegable e interesado cariz político, han sentado en el banquillo a una controvertida figura mediática que se la jugó con el poder desde el mismísimo momento en que aspiró a ser Ministro de Justicia tentado por el Señor X para "blanquear" a un PSOE hundido en sus desfalcos.



Desde entonces, la figura y el trabajo minucioso e implacable de Balta-sar Garzón no ha pasado desapercibido a nadie, las más de las veces, por un exceso de celo -nadie sabe si interesado, arrogante o soberbio-, que ahora está pagando como todo el mundo cuando se postra ante la Justicia Española: "Juicios tengas,

y los ganes", y que así sea...