Opinión

Cuestión de corridas

Hay estos días en el ambiente un par de temillas convertidos en el nuevo tótem.

Todo es rasgarse las vestiduras públicamente de nuestros abnegados dirigentes, por los anuncios de prostitución y otros antojos de deshora, de las páginas de nuestra mermada prensa liberal (que no libre).

Todo es manifestarse en contra de tanto abuso y tanta injusticia por manchar papel con palabras mal sonantes a los oídos del más puro puritano burgués, números de corrido interés, mientras las luces de neón proliferan por doquier, kilómetro sí, kilómetro también, de nuestras carreteras de la piel de toro.

Pintura y buena señalización no tendrán, pero andan plagadas de controladores de velocidad, que se olvidan de mirar más allá de donde se saca dinero fácil, mientras las mujeres son explotadas abierta

y alegalmente en tugurios de mala muerte y peor vivir. ¡Si tan mala es la prostitución que la prohíban, pero que dejen de mover la colita de esa falsa solidaridad femenina y comprometida!