Opinión

Continuum Navarrae

Según la antropóloga estadounidenses, Jean Liedloff, el concepto del continuum es aquel que refiere a la idea por la cual, para alcanzar un óptimo desarrollo físico, mental y emocional en los seres humanos —especialmente los bebés— necesitamos vivir las experiencias adaptativas que han sido básicas para nuestra especie a lo largo del proceso de nuestra evolución.

Aplicando este concepto a los vascos, podemos empezar a buscar nuestro nexo de experiencias adaptativas como pueblo, desde incluso la prehistoria, pero en materia política, esta búsqueda la podemos situar en el momento que el imperio romano se desmorona y desparece, dejando vía a nuevas invasiones bárbaras.

Los vascones desde la caída del imperio romano comenzaron a vivir nuevas experiencias ante los nuevos avatares existentes en esa época, que facilitaron su desarrollo político, social y económico, caminado fuera de las tutelas de pueblos extranjeros. Desde su libertad e independencia, estos vascones ya conocidos políticamente como navarros, les facilitó la crear el único Estado vasco(n), reconocido a nivel mundial, con la creación propia del Reino de Pamplona, el cual posteriormente pasaría a llamarse Reino de Navarra.

Las continuas agresiones militares y con sus respectivas amputaciones territoriales y separación del pueblo vasco(n)-Euskal Herria- impidieron a este pueblo mantener un desarrollo común, fácilmente demostrable al comprobar los diferentes dialectos de la lingua navarrorum que han logrado sobrevivir a día de hoy, que sólo habría sido posible manteniendo la unidad territorial y por ende del pueblo, bajo la soberanía propia.

Esta separación sufrida por Euskal Herria y sustentada bajo una imposición militar española, impidió a los vascos del sur del Pirineo, desarrollarse bajo la tutela de su propio Estado, perdiéndose la experiencia del Renaciendo en la época de su mayor esplendor, algo que si vivieron en el Reino soberano de Navarra, gracias sobre todo a brillantes mujeres como Margarita de Angulema, en cuya Corte se podían encontrar a numerosos escritores, filósofos, pensadores, artistas y arquitectos, y con su hija, Juana III de Albret, en cuya Corte, además de encontrase los mismos profesionales que con su madre, también sirvió de cobijo a reformistas exiliados, realizándose en la transición de ambos periodos, las bases para un Estado vasco moderno, sustentado en el Derecho Pirenaico o Fuero.

Estas reinas del Estado de Navarra, son las primeras en llevar a la lengua propia de pueblo más antiguo de Europa, al rango de literaria, al ordenar la edición de los libros: Linguae Vasconum Primitiae por Margarita de Navarra en el año 1545, teniendo como autor a Bernart Etxepare y la traducción de los sagrados textos o Biblia al euskara realizado por Joannes de Lizarraga por mandato en el año 1571 de Juana III de Navarra.

Este periodo del que fueron excluidos todos los vascos del sur del Pirineo, llevó a afirmar a uno de los mejores dramaturgos del mundo, de ayer y hoy, William Shakespeare, que Navarra será la admiración del Mundo, comprobándose en esta única frase la libertad imperante en el Reino soberano de Navarra, mientras que en las Cortes de Iruñea y bajo sometimiento español representando en la figura de un virrey extranjero, no se realizaba ningún avance en materia política, al menos propia, teniendo a la inquisición española como un arma brutal contra Euskal Herria.