Ser jubilado tiene sus ventajas. Y una de ellas es dedicar tiempo a aprender, a leer y a escuchar. Aprender informática por ejemplo. Quién me iba a decir a mí que manejar estos aparatos es tan sencillo y que podía leer la prensa y escuchar la radio con un solo “clic”, como dicen los entendidos. Y el tener tiempo libre me posibilita también el poder pasear por la ciudad y participar en pequeñas tertulias de amigos donde cualquier tema vale para entablar una charla amistosa y distendida.
Ocurrió esta semana en una de estas tertulias matinales en los bancos de la plaza del Padre Lasa de Tudela, que hablando entre nosotros de la emisora local que cada uno escucha nos sorprendió que en cuestión de tres días un político local, de izquierda progresista, había estado en las cuatro emisoras. Y llegamos a la conclusión de que el político en cuestión había ido con la “chuleta” a las cuatro, ya que las preguntas eran las mismas y en el mismo orden. Siendo político, siendo de izquierdas y siendo progresista, el discurso fue idéntico en las cuatro emisoras. O sea que dio al presentador las preguntas ya preparadas y por orden.
En algunos casos las mismas que le había hecho quince días antes: Toma, esto es lo que quiero que me preguntes.
Lo que nos sorprendía era que el político socialista estuviera en las cuatro emisoras en tres días, que ya es estar porque debe tener más tiempo libre que yo, ya que de esa forma llega al máximo de audiencia, y que las preguntas fueran las mismas y en el mismo orden. Además nos llamaba la atención el hecho de que las emisoras se prestasen a este juego político partidista.
Será la estrategia de los partidos difundir sus mensajes de esta forma, pero no entendemos que la radio local ceda sus micrófonos grácilmente para este tipo de mítines periódicamente cuando el mensaje es siempre el mismo. Al final, para cuando lleguen las elecciones estaremos aburridos y, lo mismo no votamos, o dejaremos de escuchar la radio.
Y la pregunta es, ¿la radio es un servicio público o está al servicio del político?, porque en este caso lo que hace no es precisamente informar, ni entretener, es contribuir a la campaña publicitaria de un partido político concreto.
