Opinión

Cómo ser empresario hoy

A medida que la complejidad de la actividad empresarial ha ido creciendo, los directivos empresariales hemos necesitado ampliar nuestros conocimientos. Antes sólo se necesitaban conocimientos tecnológicos, hoy resultan imprescindibles buenos conocimientos económicos, sociológicos y jurídicos.

Pero lo más importante es comprender el entorno donde nos movemos, que es cada día más complejo, y esto sólo es posible desde un perfil de los directivos más generalista y humanista: hoy más que ejecutivos, necesitamos ser estrategas, y más que unos estrategas debemos ser líderes, es decir, personas capaces de unificar conocimientos y voluntades en torno a valores y proyectos. Así debemos ser capaces de formar equipos interdisciplinares, mantenerlos, alentarlos y coordinarlos.

Hoy en plena era de la globalización, comprendemos que una empresa: no es una fábrica ni una oficina, no es un montón de acciones u obligaciones, no es una máquina capaz de producir beneficios o pérdidas. Una empresa es ante todo, una meta que las personas nos planeamos conseguir, es un propósito libremente querido, que normalmente resulta ser arduo y dificultoso conseguirlo, sobre todo porque no se sabe de antemano en qué consiste y si lo conseguiremos o no. Las empresas son negocios humanos, acometidos por personas que, para realizarlos, disponemos como recursos básicos de nuestra inteligencia y de nuestra libertad junto a los imprescindibles recursos económicos, todo ello con el objetivo de crear valor.

Hoy felizmente ha hecho aguas el modelo antiguo o taylorista de empresa, caracterizado por los rasgos de: una visión del empresario como hombre pionero, solitario, decidido y duro; una visión del mundo en el que progreso era ilimitado y los bienes naturales también; una fuerte concepción piramidal de la estructura de la empresa, donde unos pensaban y ordenaban y otros ejecutaban sin más. Yo no me he visto nunca trabajando en ese tipo de empresas.