Opinión

China continua mirando y planificando el futuro

Durante estos días más de dos mil delegados chinos se reúnen en Beijing, en el marco de la anual Asamblea Nacional Popular (ANP). Casi siempre que suceden este tipo de acontecimientos la vida social china se ve acompañada de los debates y resoluciones que se adoptan en torno al acontecimiento en sí, y sobre todo al abanico de rumores y especulaciones tan habituales en aquella sociedad.

La Asamblea Nacional Popular tratará entre otros temas algunos cambio sen la dirección del país, afrontará los retos que en materia económica se le presentan a a China, impulsaran la importancia que tienen para el conjunto del país los Juegos Olímpicos de verano que comienzan el próximo ocho de agosto, y la reestructuración del propio sistema gubernamental, con la creación de el llamado sistema de los “super- ministerios” (dabuwei tizhi).

La mayoría de las fuentes locales apuntan al nombramiento de Xi Jinping como vicepresidente, en sustitución de Zeng Qinhong, que abandona su cargo tras la onceava ANP. Si ya había logrado un importante puesto dentro del la Comisión Militar Central, a propuesta del presidente Hu Jintao, este nuevo paso de Xi podría confirmar el asentamiento del sector de los “princelings”, que algunos en China definen como “taizidang” (el partido de los príncipes), en las esferas más altas del poder, lo que al mismo tiempo les colocan en una posición privilegiada ante el pulso que mantienen las diferentes corrientes o familias del Partido Comunista de China (PCCh).

Otros de los nombres ascendentes es el de Li Keqiang, que en su día se presentó como uno de los favoritos para la sucesión de Hu Jintao, y que podría ocupar el puesto de viceprimer ministro, a la espera de suceder a Wen Jiabao como primer ministro en el año 2012.

A partir de este mes muchos analistas coinciden en señalar que se abre la etapa de transición hasta que la “quinta generación” se haga con las riendas del país, allá por decimoctavo Congreso Nacional en el año 2012.

El sistema de los “super-ministerios” va a suponer la eliminación de un acuarta parte de los ministerios actuales, que quedarán englobados en tres: el de Transporte (englobando el de transporte y ferrocarriles, Administración General de la Aviación civil y la oficina estatal de correos; el de Energía (unificará el control estatal de empresas eléctricas, energía nuclear, petróleo y gas entre otras), y el de Medio Ambiente y Construcción( con la Agencia de Protección del Medioambiente, los ministerios de Construcción, Recurso Acuíferos, de Tierra y naturales).

Esta transformación se llevará adelante siguiendo el estilo chino, sin prisa pero sin pausa,, y algunos señalan que estos cambios durarán cinco años, para evitar los errores frutos de medidas aceleradas y descontroladas. En el discurso pronunciado por el actual primer ministro, Wen Jiabao, ha señalado que los planes del gobierno para reformar el gabinete buscan “un cambio en las funciones gubernamentales, dividiendo responsabilidades entre diferentes departamentos” a fin de evitar errores del pasado y seguir combatiendo la corrupción de algunos cargos políticos.

El mismo Wen ha señalado que uno de los retos más inmediatos para China es “combatir la inflación”, ya que ésta y el recalentamiento de la economía son dos de las claves del futuro chino. En aspectos económicos, el primer ministro ha señalado dos objetivos para este año, prevenir las fisuras económicas que pudieran generarse del relativamente alto ritmo de crecimiento, y evitar que el auge estructural de los precios acabe disparando la inflación.

Junto a todo ello, los dirigentes chinos afrontan otros retos, y el medioambiental parece haberse convertido en una de los más importantes en los últimos tiempos. De ahí el anuncio de la formación del super- ministerio de Medioambiente. La protección del entorno se ajusta a las directrices de la línea ideológica marcada por el PCCh en el llamado “desarrollo científico”, apuntado por el presidente Hu Jintao en sus aportaciones ideológicas.

En ese sentido, se ha manifestado desde el gobierno chino su intención de lograr un mayor control sobre las empresas que más contaminan (metalúrgicas, de carbón, textiles y papeleras, sobre todo), y aplicar los mecanismos necesarios para evitar esa situación y lograr una mayor protección del medioambiente.

El binomio que forman el presidente Hu y el primer ministro Wen siguen contando con una alta popularidad entre su ciudadanía, a pesar de las importantes crisis que han tenido que afrontar en su mandato. Si hace unos años, recién llegados a sus puestos, tuvieron que enfrentarse al SARS y a los efectos negativos que tanto para la economía como para la salud provocaron, en esta ocasión les ha tocado lidiar con los problemas surgidos de las fuertes nevadas de febrero, que al coincidir con la celebración del año nuevo chino ha provocado importantes colapsos en las comunicaciones y cortes de luz y energía en algunas zonas del país.

Algunos medios locales han señalado que las consecuencias no se han debido tan sólo a los efectos del desastre provocado por la naturaleza, sino que éste ha podido aumentar sus efector nocivos por las malas instalaciones eléctricas de esas zonas(“factores artificiales” los llaman algunos), lo que algunos no dudan en señalar como fruto de la corrupción de algunos responsables regionales. Desde el gobierno se ha querido reacciones con celeridad, y al hilo de su política declarada de combate abierto a la corrupción, ha puesto en marcha varias comisiones que se han desplazado hasta las zonas para investigar in situ la realidad.