Opinión

Chicos malos y pijoborrokas

Dándole vueltas a lo que se coció el otro día en las Fiestas de Pozuelo, uno se da cuenta de cómo se miden las cosas de distinta manera en este país de pacotilla en el que todo depende de lo que interese, no de lo que se deba hacer...

Si el enfrentamiento de esos jovenzanos, aburguesados, empijotados e incultos con las Fuerzas de Seguridad del Estado durante esos días festivos se hubiera producido en Navarra o el País Vasco, les hubieran aplicado la Anti Terrorista y, para empezar, se habrían pasado cinco días incomunicados acusados de, no sé, querer asesinar a Viriato, además de atacar las más sacrosantas normas de convivencia nacional. Pero, como estaban en Madrid, pues eso... Les regañan, les dejan sin Fiestas y sin paga, les dan un tirón de orejas por ser mozalbetes de baja estopa, y a otra cosa que entre esto y lo de la gripe, nadie se fija en lo que tiene que fijarse.

Son las diferencias que uno se encuentra en esta España nuestra, descafeinada e interesada, en la que el criterio va por zonas.

Atrás quedó el ‘68 y sus sueños y sus reivindicaciones. Ahora la “Juventú” se dedica a hacer el tonto de forma consentida. Y es lógico, ¡mientras se mantega esta sopa boba en la que nada se valora debidamente!

En cualquier caso, por la cuenta que nos trae, de una vez por todas habría que enseñar a diferenciar bien entre la imposición del más ruidoso y el más chulo que nos da el Libertinaje, que trae el caos... Y las reglas del juego, los derechos y los deberes de la Libertad bien entendida: ¡Sin permisividad no hay Libertad, pero sin prohibición tampoco! Mariano