Opinión

Carta abierta sobre AENA y los controladores aéreos

Hace 43 minutos

Ante todo, quiero pedir disculpas: mi mujer es controladora. Mi hija de seis años, antes orgullosa de la profesión de su madre, ahora prefiere no decirlo en el colegio. La opinión pública y los medios de comunicación están a favor del gobierno y en contra de los controladores, y lo entiendo. Incluso aquellos que critican al gobierno, salvan al Ministro de Fomento por haber puesto en su sitio a esos prepotentes. También lo entiendo. Si no viviera con mi mujer ni supiera algo más de lo que sale en los medios, yo también opinaría que un colectivo que cobra sueldos millonarios, se niega a negociar y provoca retrasos a los usuarios que deambulan impotentes por los aeropuertos, debe ser metido en vereda. La campaña del gobierno en los últimos meses ha sido intensa. Y todo un éxito, por cierto. Este país tiene un déficit del 12% y un paro del 10 y se habla más de los sueldos de los controladores. Se han filtrado cifras, casi todas exageradas, ocultando que el sueldo base de los controladores españoles es más bajo que la media europea y que si cobran tanto, se debe a las horas extraordinarias. Tampoco se menciona el tiempo que lleva AENA sin formar nuevos controladores, obligándoles así a hacer más de esas horas, ni las reducciones de grupos de trabajo para que hagan entre quince lo que antes hacían veinte (culpándoseles, eso sí, de cualquier retraso en el tráfico). Ni se citan los dinerales gastados en construir y mantener aeropuertos en Huesca, Ciudad Real o Castellón. El primero creo que no llega a diez vuelos al año. También se ha insinuado que trabajan poco. Puedo asegurar que mi mujer está casi siempre en la torre de control, en jornadas de nueve de la mañana a nueve de la noche o viceversa, y es raro el fin de semana que libra. Desde hace varios meses, cuando llega a casa, cena algo y se mete en la cama porque no puede más.

El otro día asistimos a una rueda de prensa donde el presidente de AENA, con cara de consternación, dijo que la cerrazón de los controladores hacía imposible llegar a un acuerdo y que el gobierno tendría que intervenir. Dos días después aparecía publicado en el BOE el Real Decreto que regula el control aéreo español. ¿Alguien de verdad cree que AENA quería llegar a un acuerdo? Es más, ¿alguien pone en duda que cuando empezó la campaña de demonización contra los controladores, no estaba ya planeado, y seguramente redactado, ese decreto? La escenificación es perfecta: se airea en los medios que los controladores cobran sueldos millonarios y trabajan poco, se les cubre de infamia ante la opinión pública, y un día su presidente pone cara de pena diciendo que es imposible negociar con ellos, que la Semana Santa está encima y que el pobre usuario no debe pagar por ello. Y el gobierno se salta el Estatuto de los Trabajadores (como se reconoce explícitamente en el texto), e impone su ley con el beneplácito de una opinión pública previamente mediatizada. 

La realidad es que AENA deseaba sacar este Real Decreto a toda costa. Llevaba un año haciendo la vida imposible a los controladores, con normas como no poder salir de la torre en sus horas de descanso (ni si quiera aunque hayan terminado las horas estipuladas de trabajo y les diera tiempo de llegar a casa y acostar a sus hijos) y otra sarta de medidas incomprensibles. Este endurecimiento absurdo de las condiciones de trabajo no tenía otro fin que hacerles saltar. Provocar una huelga. Porque, aunque parezca mentira, AENA quería que los controladores se pusieran en huelga y así poder sacar el decretazo. Como esto no fue así, empezó la campaña contra el colectivo, encabezada por el Ministro de Fomento en persona, para poder sacarlo adelante con el apoyo popular, como finalmente han hecho. ¿Nadie se pregunta a qué ha venido una campaña tan salvaje? ¿Se comprende una reacción así sin haber tenido lugar ningún pulso o medida de presión por parte de los controladores? Esto estaba planeado, contaban con una huelga que no se ha producido y lo han hecho de todas formas. Tenían algo a favor: el argumento de los sueldazos iba a calar en la opinión pública española, sobre todo con la crisis...

Y se impone que todos los controladores trabajen más horas, con menos descansos y cobrando menos. TODOS, incluso los que antes preferían no cobrar las suntuosas horas extra para disponer de más tiempo libre, o porque no tenían (ni tienen) la capacidad de estar tanto tiempo concentrados en máxima tensión. Ahora tendrán que trabajar obligatoriamente 1700 horas anuales. Ningún controlador de un país occidental está obligado a trabajar esas horas cobrando el sueldo base. ¿Qué implica que tengan que trabajar más horas y con menos descansos? Que estarán más cansados, menos concentrados y eso afectará a la seguridad. Pero si un día, esperemos que no, hay un accidente, ¿quién tendrá la culpa? Los controladores. Es muy fácil regular un puesto en el que tú no has trabajado nunca. Ni los directivos de AENA, ni Pepiño Blanco han controlado aviones en Barajas. No tienen ni idea de los descansos que hacen falta o de lo que puede aguantar un ser humano cuando le están pidiendo despegar un avión tras otro a gran velocidad, los pilotos están nerviosos (que a veces alguno lo está) y tiene que tomar decisiones rápidas, sabiendo que un despiste puede costar cientos de vidas. Lo que AENA pretende, quizá se pueda aguantar en una torre pequeña, pero desde luego en Barajas tan sólo un 25% de tiempo de descanso es una barbaridad. Les invito a comparar los períodos de descanso estipulados en otras torres de Europa con tráfico intenso. Pero han decidido regularlo ellos. Y para contar con el aplauso de los españoles, han preparado convenientemente a la opinión pública. El ministro insiste en que quiere igualar los sueldos de los controladores con la media europea, pero se calla dos cosas. Una, que si en otros países de Europa trabajaran las horas extra que se hacen en España, los cálculos cambiarían. Otra, que quiere hacerlo imponiendo unas condiciones laborales absolutamente impensables en cualquiera de estos países. 

Se ha ordenado que los controladores no puedan organizarse los turnos entre ellos, ni las vacaciones. Todo será regulado por AENA. Si un controlador es además padre o madre y no disfruta de una sola semana libre que coincida con las vacaciones de sus hijos, que se joda. También se publican los turnos de trabajo con diez días de antelación (antes eran tres meses), no vayan a poder hacer planes con tiempo o pedir hora al médico. Y el derecho a reducción de jornada, por supuesto cobrando menos, se les deniega. Es un derecho irrenunciable, pero como dicen los de Recursos Humanos: sabemos que es ilegal pero son órdenes de la empresa. Porque, según Pepiño, contra el que no tengo nada personal y me da igual a qué partido pertenezca, es inmoral que en tiempos de crisis unos trabajadores cobren tanto. Con esta frase populista todo se justifica, junto con el ahorro de los usuarios en las tasas de los vuelos (en realidad una cantidad ridícula aunque lo repitan mucho porque suena muy bien). Pero lo cierto es que, ni las cifras que airean se acercan a la realidad de la mayoría de los controladores, ni ese es un argumento válido para, sin haber mediado una huelga ni nada que lo justifique, tomar una medida como ésa.

Hace 42 minutos

Ah, ¿que no ha habido huelga? ¿Ni si quiera huelga de celo? Puedo decir que en los últimos seis meses mi mujer ha trabajado más horas y con más intensidad que en los anteriores ocho años que lleva controlando aviones. Puedo añadir que AENA ha reducido drásticamente el número de trabajadores que deben estar enchufados al mismo tiempo, y que se ha publicado que la ausencia injustificada de algunas controladoras provocaba retrasos, cuando lo cierto es que estaban de baja maternal. Aunque, con el cariz que están tomando las cosas, no me extrañaría que pronto salga un nuevo decretazo suprimiendo el derecho de las madres controladoras a criar a sus hijos recién nacidos, ante el éxtasis de los ciudadanos. De hecho, ya se ha publicado en este mismo Real Decreto que no podrán pedir baja por lactancia, que tendrán que irse a otro destino (es decir, a otra ciudad) con un preaviso de quince días si lo decide la empresa y que AENA, sin dar explicaciones, podrá retirar del servicio a cualquiera que no vea capacitado para rendir en las nuevas condiciones. ¿No se lo creen? Lean el Real Decreto-Ley 1/2010. Está publicado en el BOE del viernes 5 de febrero. No tiene desperdicio. ... 

Los controladores ganan mucho por trabajar horas extras, es cierto. Pero no las cifras que se oyen en la calle, al menos los que yo conozco. ¿Alguien sabe lo que cobran los directivos de AENA? Un periódico lo publicó el otro día. No me gusta, soy así de raro, hablar de dinero, pero les invito a que lo averigüen. Las pasadas Navidades, otro diario de tirada nacional llegó a sacar en portada que dos controladores de Barajas se presentaron borrachos al puesto de trabajo provocando congestiones. ¿Alguien cree posible que en el décimo aeropuerto del mundo en tráfico aéreo, dos trabajadores en mal estado puedan provocar retrasos? Si se demuestra que es cierto, es una irresponsabilidad grave por parte de esos trabajadores, pero ¿y si es falso? ¿Hay alguna penalización para el periódico que, con una noticia como esa, difama a todo un colectivo profesional? Se le puede denunciar, sí, y cuando haya una sentencia ya no se acuerda ni el tato. ¿Alguien puede tragarse que caiga una nevada en Barajas y los culpables de la cancelación de vuelos sean, cómo no, los controladores? Desgraciadamente, si el Ministro de Fomento y AENA comunican que las pistas funcionan con total normalidad, sí. ¿Alguien vio imágenes de las pistas?

En su afán por degradar al colectivo, el gobierno ha dispuesto que ya no haga falta tener una diplomatura (hoy se llama grado) para ser controlador, basta con tener dieciocho años y haber terminado el colegio. También se permite que vengan controladores extranjeros sin hablar español. Se les da un año de plazo para aprenderlo. En cualquier país de nuestro entorno hay que hablar inglés y el idioma local, pero Spain is different. Si un polaco no tiene ni idea de lo que le está indicando un señalero no importa, al fin y al cabo todos sabemos que la inmensa mayoría de los señaleros españoles declaman a Shakespeare como Lawrence Olivier. ¿Y eso a quién afecta? A la seguridad de los viajeros. Por eso repito la pregunta: ¿qué ocurrirá si hay un accidente? Probablemente se linchará al controlador, como aquel que apuñalaron en Suiza. Para eso ha sido preparada concienzudamente la opinión pública. También han inventado un puesto menor para controlar en torres pequeñas, los llamados AFIS. Para eso sólo piden el graduado escolar. Mientras los pongan en Huesca, donde tendrán que controlar diez vuelos al año, no hay problema. 

Señores, se ha lanzado una campaña sin precedentes por parte de un gobierno democrático para denostar a un colectivo profesional y poder saltarse el convenio que unos trabajadores millonarios, pederastas o satánicos, me da igual, habían pactado libremente con su empresa. ¿Sin precedentes? Tampoco es eso, creo que en los años treinta hubo una campaña aun peor en Alemania. Todo empezó por denigrar a otro colectivo ante la opinión pública, ya sabemos cómo acabó. Alguien dirá que hablar de nazismo es exagerado. ¿De verdad? Deshumanizar a un colectivo ante la sociedad, manipular la información que se da, acusarles falsamente de huelga y aprobar un decreto propio de un estado de excepción sin que hayan hecho nada, ¿no son métodos nazis? ¿Estoy insinuando que los controladores van a acabar gaseados en un campo de concentración? Espero que no se llegue a tanto, pero se ha subido un escalón. Se ha subido un peldaño de una larga escalera que conduce a eso, y aunque no se suba ni uno más, aunque sea sólo un mísero peldaño, eso es más propio de una república bananera que de un estado de derecho.