Opinión

Caldera y el paro

En su breve estancia en Navarra el ministro Caldera, además de insultar a los obispos, a los que les ha llamado “pelados”, ha cometido la indecencia de decir que “la derecha se alegra de que el paro haya subido en el mes de enero”. Ha dicho más, que: “se alegra y se le nota”.


Me voy a abstener de calificar estas palabras, porque no dudo que ya lo hará el lector y, probablemente, utilizando unos adjetivos mucho más gruesos que los que yo pudiera usar. Porque nadie en su sano juicio se alegra de los peores datos de la historia, de la mayor subida del paro en 24 años y de que 132.378 ciudadanos hayan tenido la desgracia de tener que pasar a engordar la lista del desempleo en enero.


Estas frívolas declaraciones de Caldera no nos pueden extrañar, están en la línea de las que pronunció la semana pasada cuando presentó estos datos del paro. Entonces, como ahora, les restó importancia y señaló que se trataba de “un problema estructural y coyuntural”. Su optimismo fue desmentido de inmediato por el presidente del Banco Central Europeo, M. Trichet, que dijo que los datos que manejaba el Gobierno de España eran falsos, ya que nuestro país va a ser uno de los tres de la Unión Europea donde más va a subir el paro en 2008, al tiempo que señaló que España tendrá la segunda tasa de paro más alta de la Europa de los 27, solamente superada por Eslovaquia.


La realidad es que este alarmante dato del paro, junto con el de la reducción en 84.697 afiliados a la Seguridad Social durante ese mismo mes de enero, el batacazo de la bolsa y la inflación desbocada que padecemos son síntomas preocupantes de esa crisis económica que Zapatero y Caldera no quieren ver y nos ocultan bajo los eufemismos de “bache”, “ajuste concentrado”, “ralentización” o “desaceleración limitada” pero que los españoles perciben claramente, como se refleja en los datos que el CIS dio a conocer el 31 de enero en los que se ve que el 80% dicen que la situación económica es regular (44,1%), mala (25,-%) o muy mala (10,9%), mientras que solamente el 20% dicen que es buena o muy buena.


El hecho es que por la inacción de este Gobierno cada vez son más los españoles que no llegan o tienen dificultades serias para llegar a fin de mes. Porque gracias a Zapatero, España ha dejado de ser competitiva ya que, a pesar de que se encontró con la mejor herencia que ningún gobierno había recibido nunca y de haber disfrutado de los tres mejores años de la economía mundial en medio siglo, ha sido incapaz de tomar las medias necesarias para solventar la crisis y lo que único que ha hecho ha sido, además de presumir de nuestro crecimiento económico y decir que España estaba situada en la Champions League de las economías del mundo, negar la evidencia, meter la cabeza debajo del ala e insultar a quienes muestran lo que es obvio.


No podemos seguir así. Es preciso intervenir. Y, ahora, como en 1996 cuando el PP llegó al poder, es preciso adoptar unas medidas efectivas para atajar la pérdida de puestos de trabajo, resolver el gran problema de los precios y evitar que el poder adquisitivo se siga deteriorando. Y, para eso, no es suficiente con los dudosos ajustes que Zapatero nos anuncia.


Ahora, como sucedió en 1996, es preciso volver a hacer de la economía la prioridad de la acción de Gobierno y hacer de la creación de empleo el eje de la acción política. Ahora, como entonces, es preciso llevar a cabo una profunda reforma del sistema tributario que lleve consigo una reducción de los impuestos para que así los ciudadanos puedan conservar en sus bolsillos una parte mayor del dinero que ganan con lo que puedan ahorrar más o gastar más.


Esa y no otra es la solución. Con ella, como dice Rajoy, conseguiremos que haya más empleo y que la renta disponible de nuestras familias sea mayor, porque será así como lograremos activar nuestra Economía, con lo que podremos seguir progresando y aumentando nuestra competitividad.

José Ignacio Palacios Zuasti (candidato de UPN al Senado)