Opinión

Caja Navarra ya no existe

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Mucho se ha hablado de CAN y Banca Cívica en los últimos años, si bien la información dada ha sido de difícil comprensión y ha venido envuelta en un tono triunfalista con el fin, a nuestro entender, de ocultar la venta y desmantelamiento de CAN, así como los intereses ocultos habidos en esta operación.



Las Cajas de Ahorro (CCAA) controlan hoy el 51% del total del ahorro y el 43% de todo del crédito concedido en el Estado. El bocado era bastante apetecible para la gran banca española –Santander, BBVA, etc.- e internacional. Por otro lado, su carácter público, ausencia de ánimo de lucro y vinculación –al menos teórica- al cumplimiento de objetivos sociales, chocaba frontalmente con la marea neoliberal privatizadora que nos envuelve.



Es por ello que desde el comienzo de la crisis, acabar con este modelo financiero ha sido uno de los objetivos principales perseguidos por el capital. Junto con la reforma laboral, la de las pensiones y la presupuestaria (recortes sociales, subida del IVA, etc.), la reforma financiera ha sido el cuarto objetivo perseguido por la patronal española –CEOE- y la gran Banca.



Para facilitar lo anterior, la Ley de Órganos Rectores de las CCAA, de 2010, estableció un procedimiento que impulsaba y favorecía su conversión en bancos y la privatización de éstas, y para favorecer lo anterior –fusiones, reconversiones- se puso a disposición de Cajas y Bancos un fondo de hasta 90.000 millones de euros. ¿Quién dice que no hay dinero?



En Navarra, en 2002, impulsado por Miguel Sanz, el anterior equipo directivo de CAN fue barrido y sustituido por otro encabezado por Enrique Goñi. Con él vino la “modernidad” y se comenzó a impulsar una agresiva campaña de inversiones, creación de sucursales fuera de Navarra, pelotazo inmobiliario, etc., que en 2008, cuando llegó la crisis, dejó a CAN en una delicada situación. Se tuvo que dar entonces marcha atrás y hasta la mismísima sede central de CAN en Pamplona tuvo que venderse para obtener dinero con el que hacer frente a lo que se le veía encima.



La “modernidad” también tenía su vertiente interna. El nuevo equipo directivo multiplicó sus miembros… y sus sueldos. En 2009, los trece miembros de su Comité de Dirección, cobraron un promedio de 213.076 euros cada uno (35 millones de pesetas). Claro está, eso era el promedio. Los ingresos de su Director rondaron el millón de euros. Por su parte, Miguel Sanz cobró ese mismo año no menos de 60.000 euros por ser presidente de CAN, cantidad similar a la que va a percibir con carácter vitalicio tras la reforma estatutaria realizada en 2009, de la que él fue su principal impulsor. Hay otros también que ven bien recompensados sus servicios, como el alcalde de Tudela, Sr. Luis Casado Oliver, que recibió durante el ejercicio 2009 la cantidad de 13.943 euros por el mero hecho de acudir a 9 reuniones del Consejo de Control de CAN en concepto de dietas y gastos por asistencia.



En este contexto de “crisis” comenzó el proceso de fusión con otras Cajas y de creación de Banca Cívica. Primero fue la unión con Caja Canarias, a la que siguió Caja Burgos y, finalmente, Cajasol, de Andalucía. A pesar de lo que nos han contado, las excelencias de este proyecto no deben ser tan claras puesto que Banca Cívica fue una de las siete entidades bancarias de la Unión Europea que, de un total de 91, suspendieron el chequeo de salud financiera realizado por sus instituciones en 2010.



Desde entonces los distintos acuerdos tomados han producido el progresivo vaciamiento de CAN y la absorción del 100% de todo su capital, beneficios, activos, patrimonio (a excepción de la obra social), por Banca Cívica, banco en el que CAN cuenta con un 29,1% de participación. No es sólo esto. Desde que nació, Banca Civica ha buscado vender hasta un 40% de su capital a fin de mejorar su situación financiera, si bien hasta la fecha sólo ha cosechado fracasos (JC Flowers, EEUU, etc.). En cualquier caso, si lo logra y un 40% de Banca Cívica pasa a manos de financieros estadounidenses, europeos o chinos (el otro 42% estaría en manos de canarios, andaluces y burgaleses). ¿A quién de ese Banco tan “cívico” le va a preocupar lo más mínimo Navarra y sus gentes?

Esta es la realidad, la que no nos cuentan. La antigua CAN ya no existe. Tan sólo existe Banca Cívica y ésta está cada vez dominada por intereses privados en búsqueda de lucro, ubicados a cientos y miles de kilómetros de nuestra tierra. Y mientras todo esto ocurre, algunos calientan sus bolsillos con pensiones vitalicias, sueldos insultantes y dietas de escándalo.