Que las reservas de petróleo ya están en la cúspide, no es una noticia, todos sabemos que a partir de ya, van a ir cuesta abajo con un fuerte incremento de los precios.
Gastamos combustible mucho más del que la tierra nos pueda dar, ya no sirve invadir países que tengan este oro negro, el despertar de China ha producido que el consumo se dispare, no quiero imaginar qué puede pasar, si les da por desperezarse a otros países como Turquía o la India.
Las alternativas como las centrales térmicas o nucleares no son, a mi modo de ver, la solución porque los problemas ecológicos que generan, son peores que los resultados que se obtienen.
Hay veces que te sientes culpable e impotente ante tanta incertidumbre. ¿Qué podemos hacer?
Ninguno de nosotros está dispuesto a pagar más precio por consumir productos ecológicos, pero si estos son económicamente más atractivos, el cambio sería espectacular.
Es lo que me ha ocurrido estos días al ir a comprar en una frutería (Tomates ecológicos al mismo precio que los normales) y al ir a repostar a la Morea de Pamplona (Bio-Diesel al mismo precio que el normal). No lo dudé, ni un solo momento, en elegir estos productos. El problema es que ni soy de Pamplona, ni en la frutería hay siempre este tipo de productos.
Existen coches eléctricos, con aire comprimido, con gas, con alcohol. No me creo que toda esta tecnología sea más cara, sino que prevalecen los impuestos que generan los productos tradicionales.
Si a los consumidores nos dan a elegir, seguro que lo tendríamos muy claro, lo que no se puede hacer es esperar que haya otra guerra por culpa del petróleo, cuando ya se sabe que tenemos que buscar urgentemente alternativas.
