Opinión

Bildu sobre el paro en la Ribera

La manida crisis sistémica, con la que los medios llevan amedrentando a la población en los últimos años, ha llegado con toda su crudeza a Navarra y en especial a Tudela y La Ribera, y parece que para quedarse. En estos últimos meses hemos visto como la tasa de paro en Tudela llegaba a 3.500 personas y superaba las 10.000 en la Ribera, convergiéndose en la zona de Navarra donde más se ha incrementado el paro, llegando a un 218% desde el comienzo de la crisis, mientras el incremento medio de paradas y parados en Navarra ha sido del 103%. Hemos visto como van cerrando los comercios y negocios, y sobre todo hemos visto, más bien sufrido, los incontables recortes de todo tipo llevados a cabo por el Gobierno de Navarra y por el propio Ayuntamiento de Tudela.

Mientras se nos habla de la prima de riesgo, del rescate bancario y de la Eurocopa, mucho más cerca, van ocurriendo otras cosas que quedan en un segundo plano o caen en el olvido. Así pues, hace poco tuvimos noticia de la inversión de 1,3 millones en las piscinas municipales y nos encontramos con el bochornoso titular de la revista taurina Aplausos que rezaba “En Tudela no hay crisis”, felicitándose por el inusitado incremento en el gasto taurino para las fiestas de este año. Y así, entre pantallas gigantes para estimular el espíritu patrio, asignaciones a cargos públicos, sueldos de policía municipal de capital, y pagos de proyectos de dudoso futuro como el de Sementales, nos encontramos con un ayuntamiento incapaz de ofrecer los recursos necesarios a la población.

Es cierto que en este momento Tudela ha visto reducidos drásticamente sus ingresos. La razón principal es el descenso de las transferencias corrientes que hace el Gobierno de Navarra y el descenso de ingresos por tasas vinculadas a la actividad económica. Siendo esto así, es necesario acometer un plan de priorización del gasto corriente y de inversiones que, lejos de destruir empleo, si es posible, lo genere y dé una respuesta directa a las necesidades más básicas de la población.

Por eso, priorizar es importante, y priorizar implica decir no a algunas inversiones previstas o posibles, y sí a otras imprescindibles. Ocurre lo mismo en los gastos corrientes: tal vez haya que reducir más gasto en iluminación de la ciudad y de las dependencias municipales, o en protocolo y en publicidad. También creemos necesaria la reducción de liberados municipales y cargos de confianza, así como revisar las asignaciones salariales de los diferentes cargos. En cambio, quizá debamos mantener el gasto en limpieza y cuidado de jardines, garantizando el buen estado de nuestras escuelas y de los parques públicos. Más, si con ello evitamos destruir empleo y afianzamos el trabajo para decenas de personas y familias.

No somos tan ingenuos como para creer en un cambio en la dirección que apuntábamos anteriormente, por eso es necesario algo, que por otra parte no debería haber desaparecido nunca, como es la participación de las vecinas y vecinos en la toma de decisiones en todos los ámbitos, incluido el municipal. Y el camino para ello se está empezando andar. No tenemos más que ver la intensidad y diversidad de las iniciativas que se han ido creando estos últimos meses para darnos cuenta que algo está cambiando. Así pues, animamos a la población a participar activamente en las iniciativas que en defensa de los derechos sociales y contra los recortes se están llevando a cabo.