Opinión

Asumir responsabilidades

Nos cuesta dar la cara, pocos se atreven a dar un paso al frente, asumiendo su responsabilidad, y decir públicamente que se han equivocado. Se suele mirar hacia otro lado, se señalan causas naturales o técnicas de los problemas o simplemente se dice que lo importante es mirar hacia el futuro y olvidar el pasado. En nuestra sociedad, para muchos el pecado, no es cometer un acto delictivo, sino el que te atrapen. Hoy políticos y líderes de opinión, abusan de la utilización de la negación, como instrumento de comunicación. Si se fabrican productos defectuosos, se dice que ha sido una utilización incorrecta de ellos, los que han causado los problemas; si una crisis económica amenaza con hacer fracasar las elecciones, se culpa a la situación internacional, y así se soslayan las causas internas ¡Para más inri, esta estrategia a menudo tiene éxito! Vivimos así, en una sociedad infantilizada.

Hoy el triunfo rápidamente se individualiza, el fracaso No ¡hemos ganado el partido! ¡ha perdido la Selección! Colocarse de perfil no es tan difícil, ya que con la tecnificación y complejidad de las cosas, abusando de protocolos y de comités, se dificulta la atribución de responsabilidades. Cuando hay un accidente de avión, la caja negra nos indica que ocurrió. En los problemas económicos y sociales no hay cajas negras a las que recurrir. El negar los hechos, es un comportamiento infantil cuando se puede demostrar la mentira. Hoy en España se miente en política con gran desparpajo, y la mayoría de las veces sin consecuencias. Nadie quiere asumir deberes y obligaciones, y no estamos dispuestos a cargar con las consecuencias de nuestros propios actos. Esta infantilización social es la causa principal de la confusión e irresponsabilidad tan extendida que sufrimos. Si las opiniones del Gobernador del Banco de España sobre el futuro de pensiones y jubilación, no gustan a los del Gobierno, las rechazan ferozmente, pero no analizan si tiene razón o no. En este entorno moral, no le ha sido difícil al progresismo cívico trabajar continuamente en el rechazo: de la tradición, de todo tipo de autoridad, negando la posibilidad de una verdad objetiva, cuestionando el concepto del bien. Mentalidad favorecida por la demagógica ampliación de derechos, sin límite, apoyando el tener derecho: a elegir género, a ser feliz, a su propio cuerpo, al hedonismo despreocupado, a centrarse en sus necesidades. Esta mentalidad cada vez más extendida, esta siendo devastadora.

Hoy no cabe duda de que ZP no es la causa de los males que aquejan a España, sino la consecuencia de un proceso de descomposición cultural que viene de lejos. Necesitamos decirnos la verdad de las cosas, que siempre suele ser agridulce. La derecha se preocupa mucho de la economía en la oposición y en el gobierno. Y poco de los valores: algo en la oposición y apenas desde el gobierno. En el hipotético caso de unas elecciones generales anticipadas, y ¡ganadas por la derecha!. El hipotético Gobierno del PP, no debería sólo preocuparse por medidas para sacarnos de la crisis, sino que necesitaría trabajar por los Valores, que han sido la guía de la acción de gobierno en los mejores ejemplos sociales, en las sociedades más avanzadas. Centrar ahí su labor de gobierno, como antes en la oposición. Debería acometer: la independencia real de los poderes del estado; la liberalización del suelo, para evitar la corrupción; limitar el poder de los partidos y sindicatos; garantizar la igualdad de todos los españoles en sanidad, educación y seguridad; recuperar una política exterior fuerte e independiente; libertad del uso de la lengua española en todo el país; una reforma de la educación basada en el mérito y el esfuerzo; disminuir el alcance del Estado de la Autonomías; apostar por la vida, y no por el aborto. En definitiva menos Estado, y más libertad individual. No olvidando, que a muchos no les importa tener menos libertad, a cambio de que papá Estado, les proteja desde la cuna a la tumba, igual que en el socialismo real. Por ello, hay que hacer pedagogía y explicar las cosas, ofreciendo y razonando las ideas, hasta llegar a convertirlas en hegemónicas. No hay otro camino.

Necesitamos urgentemente, rearmar cívicamente a una sociedad, que hoy está en las peores manos. España necesita menos paro y más producción, pero necesita mucho más: el respeto a la legalidad, el cumplimento de los compromisos, el cuidado de sus instituciones; necesita un patriotismo constitucional; el conocimiento y el respeto de su historia, de la religión de nuestros padres; el reconocimiento del esfuerzo y del mérito, del trabajo bien hecho, de la palabra dada. Auténticas virtudes cívicas, que no sólo sostienen una democracia, sino que son las únicas que pueden impedir, en el futuro, que la sociedad española siga a “otro Zapatero”.