Bien podría referirme a los de siempre, a los etarras, máxime después de la bomba de Barajas, pero me refiero a nosotros, a los que matamos con el supuesto subterfugio de la ley, a los ejecutores de Sadam Husein.
Este hombre, es un reducto de otros tiempos, un Jefe de Estado, que siendo jefe de un poder dictatorial ha ejercido la violencia sobre sus conciudadanos; pero después de hacerle preso, de ejercer otro tipo de poder sobre el país entero, por parte de EE. UU., para según pregonan ofrecer un ambiente donde la democracia, la libertad pueda reinar, y después de proceder a un juicio sumarísimo, que tampoco ha ofrecido todas las garantías que debiera, se condena a pena de muerte, y sin dar pie a que nadie pueda expresarse en contra de la pena de muerte, se le ejecuta.
La cadena perpetua es una pena más grave, y respeta la vida, que es el único bien que prima, y debe primar por encima de todo.
Que triste, “el ser humano”, es capaz de deshumanizarse y matarse entre sí. Encima lo hace creyéndose amparado ¿por qué ley?, la única Ley de Dios, no quita la vida, sino que la da.
