El año pasado saltó la noticia: Los esquilmadores de los cazadores de Cintruénigo y Tudela, de la mano de los guardas de caza de Tudela y Fitero, eran lo más malo entre lo malo, lo peor de lo peor, como se suele adjudicar a todo el colectivo de cazadores, cuando surgió el caso de las aves aparecidas muertas en el acotado.
Sin embargo, tras un año de proceso, el envenenamiento de esos ejemplares no ha quedado nada claro hasta la fecha, como tampoco ha quedado demostrada su culpabilidad.
Entre tanto, el entorno del vertedero del término de El Culebrete se está viendo señalado por la aparición de más aves muertas, a lo que se suma la "extraña" y sospechosamente "silenciada" muerte de ovejas y corderos en la zona. Y ahora la cercana balsa del Pulguer se está viendo afectada por un vertido tóxico que acaba de denunciar Ecologistas en Acción, y que asusta al colectivo de pescadores porque
el espacio está ahora vacío y muerto.
Sin duda, causan preocupación estos hechos, y más cuando, al ponerse al habla con los enjuiciados, uno descubre que en el "flagrante" envenenamiento del que se les acusa, la inmensa mayoría de las aves rapaces muertas aparecieron en el entorno del citado vertedero de El Culebrete.
Si algo ha pasado o está pasando en la gestión de los resíduos debería darse a conocer a la opinión pública, por pura limpieza pública, porque permitir una ídem a través de mirar para otro lado o callar solemnemente, no aportan nada.
Algo pasa con la niña bonita que es la planta en muchas materias, sólo hay que ver el color de las aguas colindantes y lo sencillo que sería que se explique.
