Opinión

Adiós amor

En Navarra, de cada 100 matrimonios que se forman, 58 se rompen. Además, ahora la gente se divorcia en lugar de separarse; la reforma de la Ley del Divorcio de hace dos años facilita lo uno frente a lo otro, y ya puestos, es mejor cortar por lo sano, del todo, con ese “divorcio exprés”, que andar que si sí, que si no, separados.

Así mismo, según una encuesta del CIS, España se sitúa “muy por encima de la media europea” en la aceptación del matrimonio homosexual, las parejas de hecho y las “formas alternativas de convivencia en familia”. La estadística es así de fría y de frívola. Pero refleja una nueva realidad que hace de nuestra sociedad un nuevo conglomerado de relaciones rotas, situaciones cambiantes, y nuevas parejas que se crean y se destruyen al mismo ritmo que las manzanas caen de ese árbol de la ciencia que es el arte de saber vivir...

No hay que alarmarse. La vieja guardia anda poniendo el grito en el cielo por la cuestión y lanzando su amada consigna de “que viene el lobo” , asegurando que esta realidad será devastadora para los niños, que se están criando en hogares “rotos”.

Por lo visto, aquellos fingimientos de aguantar por el qué dirán, porque era pecado o inviable dejar un hogar “estructurado”, de pura ficción, en que más que convivir se soportaba, y donde los escasos recursos más que compartirse se racionaban, era mejor que dejar atrás algo que no funciona, no te llena, ni hace feliz. Será duro perder el amor, pero más lo es abandonarse a la mentira de la rutina. M.