Opinión

Abril republicano

Tres cuartos de siglo después, aún hay quienes se resisten a dejarnos analizar en profundidad una de las etapas más trascendentes de nuestra historia en el último siglo. Sin embargo, es preciso mirar a la historia de frente, observando aciertos y errores que nos ayuden a construir un presente y un futuro adecuados. Sin olvidar sus errores, recordamos la aportación de aquellas páginas de voluntad, utopía y sacrificio, más visible todavía tras la represión desatada por el franquismo. Quiero recordar de manera especial a cuantas personas fueron encarceladas, desaparecidas, asesinadas, torturadas, exiliadas, despedidas, chantajeadas, silenciadas, por ser republicanas.

Tuvieron razón nuestros republicanos en buscar un mundo sin tiranías y no la tuvieron en algunos de sus métodos. En todo caso, la República era un proyecto modernizador que nos abría las puertas a la libertad mediante una legalidad democrática. Fue un proyecto igualitario al que impidieron consolidarse y autocorregirse porque no le permitieron crecer. Su herencia es el anhelo de libertad e igualdad que nos ofrecieron.

Reivindico los valores de aquellas mujeres y aquellos hombres republicanos. Aquel escenario de libertad. Aquellas ganas de terminar con los abusos de quienes lo tenían todo, para que todos pudieran tener más. Aquella explosión de ilusiones. Aquel afán por universalizar la cultura. Aquella poesía. Aquel amor a la humanidad más desarropada.

Ojalá las gentes de izquierdas de hoy sepamos superar sus errores y heredar lo mejor que nos dejaron, esos valores que dan dignidad y plenitud a la vida.