Opinión

A granel

Este domingo se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y más allá de llamar la atención una vez más sobre el cambio climático que estamos padeciendo, que en horas nos traslada del invierno al verano, con momentos de idílica primavera y tardes de bucólico aroma otoñal, recuerdo aquellos sacos en los que en la niñez mi generación encontraba las legumbres en los ultramarinos. Del mismo modo, me viene a la memoria aquel papel de estraza, rudo y azulado, en el que te envolvían los alimentos en las pescaderías o en las carnicerías del Mercado.



Sin saberlo, en aquellos pálidos días de la soñada transición, aplicábamos en el consumo del día a día todas esas técnicas modernas que en esta sórdida post-democracia dan en llamar "Sostenibilidad".



Pensaba esto el otro día mientras contemplaba en el Súper la cantidad ingente de basura que generamos, simplemente, para llevarnos a la boca un filete de jamón serrano y un huevo frito, acompañados con un simple vaso de vino y una pieza de fruta, que llegan al consumidor, las más de las veces, camuflados entre tal cantidad de envoltorios de plástico, cartón y aluminio, que parece que estás desenvolviendo regalos en lugar de alimentándote, y que tras esa afamada "Trazabilidad" esconden el poco cariño y el nulo respeto con el Medio con el que comemos cada día. Sin duda, así, alejados y al margen de aquel concepto consumidor -que no consumista- del "a granel", dudo que la Humanidad pueda superar este siglo sin pagar, muy caro, tanto despilfarro.