Opinión

A Ciegas

Me asegura el dueño del establecimiento, que el sistema de apagado automático de las luces del WC tiene como finalidad, pese a estar iluminado con ocho lámparas halógenas, evitar el despilfarro de energía eléctrica de hasta un 20%, y que la araña pegada al recipiente tiene como función principal que el usuario atine lo más certeramente posible con su puntería.

Desconozco la edad del ingeniero que diseñó el artilugio, aunque mucho me temo, no alcanza los 30 años, pues no se entiende qué cálculo ha hecho sobre el tiempo que necesita el usuario para llevar a cabo esa necesidad fisiológica -menor se decía en el colegio- que ninguna otra, salvo la muerte, me señala, un viejo y sabio amigo ablitero, una vez comenzada, nadie es capaz de interrumpirla. Aún siendo uno de letras, no es difícil de entender que será necesario para hallar el mencionado cálculo, además de la edad del usuario, la talla y el peso, sobre todo la primera, pues no es lo mismo ir a menores con 20 años que sobrepasados los 40, y todos con los años, como también me apunta el sabio ablitero, cada vez en esos menesteres se apunta más alto, en la actualidad, me concreta, está a la altura de la rodilla.

¿No se evitaría, se pregunta uno, ese despilfarro de electricidad si en lugar de las ocho lámparas, el temporizador instalado, con muchas menos bombillas, se apagase cuando el usuario concluya la faena que fue a acometer y que sea por la causa que sea, empleó más tiempo que el calculado por el joven ingeniero? Uno, que está dispuesto a colaborar en el ahorro energético y evitar en lo posible el tan temido cambio climático con el ahorro de energía, lo que no está dispuesto es a asumir que sea a costa de mear a ciegas.