Opinión

8 Marzo: Tarea Pendiente

Se acerca el día ocho de marzo y, como todos los años, con él la conmemoración, un año más, del Día Internacional de la Mujer.

Quiero, en esta fecha tan significativa para todas las mujeres, mandar un saludo muy especial a las mujeres que son madres y a las que no tienen descendencia, a las que trabajan dentro y fuera de casa y a las que lo hacen “sólo” dentro del hogar, a las casadas, a las solteras, a las separadas, a las divorciadas, a las que comparten su vida con un hombre y a las que lo hacen con otra mujer, a las jovencitas y a las que ya dejaron atrás la juventud, a .... en definitiva, todas “ELLAS”.


ELLAS, es decir, nosotras, representamos el 50% de la población, pero constituimos el soporte imprescindible de nuestra estructura social porque, no nos engañemos, a pesar de los importantes avances en el reconocimiento de igualdad de derechos, a pesar de las normas que regulan la paridad, a pesar de las múltiples declaraciones institucionales o no, las mujeres estamos lejos de conseguir, de forma inequívoca y generalizada, el respeto y la consideración que como personas nos corresponde.

Las organizaciones sindicales siguen reivindicando iguales condiciones laborales para hombres y mujeres, la violencia de género sigue siendo mayoritariamente contra las mujeres, generalmente son las mujeres las que renuncian a sus aspiraciones e incluso a su trabajo en aras de la maternidad, las que se responsabilizan del cuidado de los miembros enfermos o mayores de la familia, es a las mujeres a quienes les resulta especialmente difícil la conciliación de la vida personal, laboral y familiar, las que en general acompañan a los hijos/as al médico/a, las que hablan con el profesorado, las, las, .... Todo esto en nuestro entorno de sociedad desarrollada, tecnológicamente avanzada, dotada de legislación no sexista ni discriminatoria y que, por lo tanto, reconoce y proclama la igualdad de todas las personas ante la Ley.

¿Qué veremos si dirigimos nuestra mirada hacia ese SUR que también existe? Que la realidad supera con mucho a la ficción. ¿En qué estamos fallando? ¿Por qué en el día a día esa igualdad, aun siendo plenamente reconocida ante la Ley, no es una realidad? ¿Por qué las agresiones psicológicas o físicas, lejos de erradicarse, se mantienen e incluso aumentan?

Todos los días son oportunos para hacernos estas y otras muchas preguntas, pero especialmente la celebración del Día Internacional de la Mujer debe servirnos, a todos y a todas, para reflexionar sobre lo mucho que queda por hacer, para no instalarnos en la autocomplacencia de ver sólo lo avanzado, que es mucho, y comprometernos con seguir avanzando, para que “ la perfecta igualdad que no admitiera poder ni privilegio para unos ni incapacidad para otros” de la que hablara, hace casi 150 años, John Stuart Mill, deje, por fin, de ser una tarea pendiente.