Opinión

¿De izquierdas o de derechas?

Hace un par de días un conocido me pregunto: “los de UPyD en qué banda jugáis ¿sois de izquierdas o de derechas?”. Esto ya me lo han preguntado muchas veces; así que, he pensado que si publico unas líneas puedo sacar de dudas a quienes les preocupa la marca de denominación de origen.



Como dice nuestro manifiesto fundacional: los ciudadanos no nacemos siendo ya de izquierdas o de derechas ni con el carnet de ningún partido en los pañales. Yo misma he votado diferentes opciones políticas a lo largo de estos más de treinta años de democracia, según resultase la oferta de cada partido y la situación política que estábamos viviendo en el momento (y nunca me he dedicado a la política). Esto, en mi opinión, no es cambiar de chaqueta como muchos opinan; muy al contrario, es de ciudadanos preocupados y responsables que intentan solucionar los problemas democráticamente.



En UPyD nos autodenominamos progresistas, un adjetivo que últimamente se escucha con frecuencia pero que hace un par de años era motivo de recelo hacia nosotros, cuando no de sospecha.



Pues bien, el progresismo se identifica por la lucha de las libertades individuales y por la igualdad; por tanto, los que así pensamos, no nos sentimos atados ni moralmente obligados a votar siempre lo mismo. Lo que en realidad nos preocupa es que los votos de los ciudadanos no tengan el mismo valor dependiendo del lugar donde se vote. Y a diferencia de otros partidos que sólo les interesa la política como medio para defenderse del Estado, nosotros queremos lograr, por medio de la política, un Estado que nos defienda mejor a todos y a cada uno de nosotros independientemente del lugar de donde procedamos.



Así que, si hay alguien que a estas alturas aún está interesado en saber si el partido al que estoy afiliada es de de izquierdas o de derechas, obtendrá la respuesta simplemente con hacer una pequeña reflexión tras haberse tomado la molestia de informarse sobre nosotros. En cualquier caso, y en lo que a mí respecta, lo único que puedo decir es: ni las marcas ni el pedigrí me han preocupado nunca; puedo viajar en un Jaguar o en un SEAT 600 y sigo siendo la misma persona pero con más años, y por lo tanto, con más experiencia.