Opinión

A mi entrañable y muy querido amigo José Mary

Querido amigo, querido Jose Mary:

En el momento en el que me dispongo a escribir estas líneas, tengo encima de la mesa un montón de papeles relacionados con el pleno del martes. En todos, estás tú. La vida se obstina en seguir cada día con asuntos a los que les dedicaste tantas horas: Parking de Elvira España, Ecocity, tráfico… Revisarlos es revivirte y es demasiado pronto. Pero hay que ser capaz de hacerlo, aunque sea por ti.

Por mucho que lo hubieras imaginado, no hubieras llegado a pensar lo que tantas personas te quieren. Y lo mucho que te queremos quienes ya sabías que te queríamos. Por supuesto tu familia. Y tus amigas y amigos de Batzarre y ESK, que sentimos una profunda herida que sólo se alivia con el privilegio de haber compartido contigo tantas horas y tantos anhelos. Todos tus compañeros y compañeras de Ayuntamiento, sin excepción, así como las trabajadoras y trabajadores de la Casa, se han consternado con tu despedida. Y un número ingente de personas anónimas. Y de personajes públicos. Pero hay una persona que ha brillado por encima de cualquier otra. De ella, sí, ya lo esperabas. Lola ha sido como esa mujer versada por Miguel Hernández, una mujer morena resuelta en luna derramada hilo a hilo sobre tu lecho. Has tenido la suerte de contar con ella cada segundo de tu vida hasta el último instante de tu muerte.

¡Cuánta dedicación e ideales desde los tiempos de “Huerfanicos” hasta éstos, Jose Mary! Como te dije en el acto civil de despedida: EMK, movimiento ciudadano, luchas por la amnistía y las libertades para salir del franquismo, trabajo sindical, solidaridad con movimientos emancipadores, Asamblea de Izquierdas, Batzarre, Ayuntamiento, Gladis, despido del trabajo por su solidaridad, encierro y huelga de hambre, CAES, Asamblea Antipolígono, Asociación de vecinas y vecinos -siempre del Casco Viejo-, Fundación y Escuela social, proyecto de Na-Bai que aún no tenemos totalmente resuelto… E incluso tu propuesta desde el hospital, cuando ya el sol se había ocultado en tu lucha contra la enfermedad, para que la Fundación hiciese una mesa redonda con los candidatos a las elecciones.

No podías olvidar el trabajo ni cuando el viaje de tu vida estaba próximo a su estación final. En gran parte de este camino, he tenido la suerte, el inmenso privilegio, de tenerte, además de por amigo, por el más cercano compañero. Por eso en mi estómago se amontonan mariposas torpes, que no saben cómo mover las alas. Va a ser duro, amigo y compañero, no ser tu sombra cada día en el Ayuntamiento y tú la mía. Pero, insisto, seguiremos tu senda, el camino que trazaste. En el Ayuntamiento, seguiremos con ese compromiso que sellamos ambos de que no es para nosotros un lugar donde hacer carrera personal, sino un lugar más donde trabajar por transformar el mundo para que la felicidad no sea patrimonio tan sólo de unos pocos. Por lo demás, en los próximos meses nos queda por delante un intenso trabajo en el que tú siempre hubieses estado a la cabeza: Ayuntamiento, día de la República, 1 de Mayo, cierre del curso en la Escuela Social, elecciones…