Opinión

Jugando a la ruleta rusa con las nucleares

"Los promotores de la energía nuclear -sean ingenieros, políticos o científicos- están verdaderamente cometiendo crímenes contra la humanidad".

El altavoz de la nucleocracia española, el Foro Nuclear, aseguró el pasado 14 de setiembre que ‘las centrales nucleares españolas se verán obligadas a parar su producción”. Su amenaza era ante la aprobación de un proyecto de ley por el cual, según el Foro Nuclear, “se reducen los beneficios que obtienen estas plantas” y “se ahonda aún más en la penalización a la generación eléctrica de origen nuclear”.

Las nucleares que aún funcionan en España, llevan más de 30 años vertiendo radioactividad al aire y al agua, (decenas de billones de Becquerels, anualmente), además de estar generando residuos radioactivos (centenares de toneladas de combustible irradiado), que deberán ser gestionados durante siglos (sólo el Plutonio-239 que contienen las barras de combustible, una vez fuera del reactor, tiene un período de semidesintegración de 24.100 años, -pasados estos años aún contiene la mitad de su radioactividad-).

Cuando estudiaba tecnología nuclear en la “Escola Tècnica Superior d’Enginyers Industrials de Barcelona” (era el curso 1968-1969), aprendí que los reactores nucleares de diseñaban para funcionar 30 años. El poder prepotente de la nucleocracia ha conseguido, en muchos países, que se alargara la vida de los reactores más allá de los 30 años, lo que significa la exposición de la población a riesgos frente a los cuales, la ciudadanía nunca ha sido consultada.

Cada malfuncionamiento de los reactores es un claro aviso de que se puede desencadenar una catástrofe, (algunos reactores de los que funcionan en la península, tienen frecuentes averías, que implican paradas no previstas). 

La tecnología de los reactores nucleares es el regalo más envenenado que nos legó la dictadura franquista. Su pretensión fue conseguir la bomba atómica, y este “regalo” no sólo afecta a las generaciones que hemos vivido con la carga nuclear, sino que afectará a todas les generaciones que nos seguirán.

A lo largo de la vida de las centrales nucleares, las empresas que los tienen en propiedad (Iberdrola, Endesa y Naturgy) han estado acumulando enormes beneficios a costa de exponer a la población no sólo a las emisiones radioactivas que, en funcionamiento “normal” emiten al agua y al aire todos los reactores nucleares, sino que, debido a llevar funcionando más de 30 años, obligan a soportar enormes riesgos a toda la población. 

¡Cuánta razón tenía quien fue co-descubridor del Uranio-233 y participó en el equipo que aisló las primeras cantidades de Plutonio para el proyecto Manhattan! En el prólogo de la publicación, en 1979, de su obra “Poisoned Power: After The Three Mile Island Near-Disaster”, el Dr. John Gofman nos dejó escrito: 

"No hay ninguna duda de que los promotores de la energía nuclear -sean ingenieros, políticos o científicos- están verdaderamente cometiendo crímenes contra la humanidad. Estaría justificado pedir que se celebren juicios como los de Nuremberg contra estos individuos, pues hay dos posibles vías para describir los motivos por los que los promotores de la energía nuclear están cometiendo crímenes contra la humanidad. La primera, suponiendo que ignoren los conocimientos actuales sobre los efectos de las bajas dosis de radiación. Cuando dicen 'todavía no sabemos los efectos de las bajas dosis'. Es como si dijeran 'exponemos la gente primero, ya aprenderemos los efectos después'. Sólo hay una descripción para una experimentación masiva y planificada de este tipo sobre las personas: depravación moral. Una experimentación de este tipo puede producir efectos irreversibles en nuestra generación y en generaciones futuras, las cuales no tienen ni voto ni voz. Si esto no es un crimen contra la humanidad, ¿qué lo es?

La segunda, suponiendo que conozcan los hechos en torno a los efectos fatales de las bajas dosis de radiación y aún quieran promover el uso de la energía nuclear. En este caso, la acusación no sería de experimentación sobre las personas, sino de asesinato planificado y aleatorio. El crimen de asesinato puede ser peor que el crimen de experimentación".

El Dr. Gofman (1918-2007) fue de los primeros científicos que abandonó el proyecto Manhattan, fundó el Committee for Nuclear Responsibility – CNR, en San Francisco, dedicando el resto de su vida a la crítica radical de la nuclearización. Fue profesor de la Universidad de California (Berkeley) y autor de diversas obras y publicaciones científicas, muchas de ellas acerca de los efectos de las bajas dosis de radiación.

Señores del Foro Nuclear, ¡dejen de jugar a la ruleta rusa y paren de una vez sus reactores nucleares!