Opinión

¡Ojo! con Ione Belarra

La joven ministra, por el camino que va, ciertamente no vamos a estar orgullosos de ella. Su aspecto de joven modosa es claramente engañoso. Si escarbamos un poco nos encontramos que su principal mérito es ser amiga de Irene Montero desde sus tiempos de estudiante. La hoy ministra del actual Gobierno de Coalición sustituyó a Pablo Iglesias. Sustitución lógica en el contexto porque ya partía de ser subsecretaria del mismo. Su principal cometido es el empuje de la Agenda 2030 de la que hablaremos otro día.

Ione Belarra, en cuanto abre la boca, nos deja muestras de su sectarismo como cuando actuaba como diputada de confianza del estado mayor del grupo Podemos en el Congreso. Su falta de ponderación inspirada en los modos y maneras aprendidos de su amado líder. Iglesias ahora está en la tarea de auxiliar a los de Unidas Podemos en las elecciones del 4 de mayo. Como todo apunta a que obtendrán unos resultados muy poco alentadores, y de acuerdo con los gurús socialistas se ha dedicado a provocar incidentes para suspender los debates y con ello pretende alentar a sus votantes ignorantes y perezosos de que hay que ir a votar para parar al Fascismo, que nuestra democracia tiene muchos enemigos, que los únicos demócratas son los de izquierdas, y que hay que expulsar a Vox y para ello exigir al PP que no cuente para nada con Vox. Iglesias, dixit.

Desde las alturas del Ministerio Ione Belarra acaba de caer en la cuenta de que ciertamente vivimos rodeados de fascistas, que el peligro de la democracia es que exista Vox, y así que no titubeó en afirmar: que los de "Vox ya son nazis a cara descubierta". La vieja táctica de agitación y propaganda siempre fue la banalización del mal. Las palabras no son inocentes. Primero se le adjudica al rival un adjetivo totalmente descalificador y, a continuación, se actúa impunemente contra él. Así que tras señalarlo como 'nazi' ya se le puede lapidar a ladrillazos, aporrearlo en un mitin, destrozar su sede, expulsarlo de algunos barrios y, finalmente, arrojarle del tablero democrático como a un apestado. Para ello como es feo hacerlo solos, lo mejor es pedir ayuda a todos los tontos útiles que puedan engañar, e invitarlos a participar en montar un “cordón sanitario” para que no puedan tocar pelota. Para actuar como si no existiésen, ya lo hemos visto en Cataluña y País Vasco junto con los independentistas apoyados por los Podemos y socialistas.

Debe ser que con tanta pandemia, desde el sillón ministerial, han perdido el contacto con la realidad. Las gentes sencillas no se creen el cuento tan repetido de que “viene el lobo”, les funcionó un tiempo con las tres derechas, con la Plaza de Colón, etc. Ahora que ya están más vistos que el TBO pienso que para nada les va a funcionar y el 4 de mayo va a ser el inicio de una nueva etapa política en España, el inicio del declive de los radicales de Sánchez y de los nuevos comunistas populistas de Iglesias. El comienzo de que se pueda restituir la normalidad democrática que nos permita superar la pandemia y encarar la recuperación de España entre todos.