Opinión

La caída de Kabul

Como un castillo de naipes, las imágenes nos recordaron a Saigón. Los americanos suelen buscar/comprar apoyos que terminan creando administraciones corruptas, no entienden que la guerra no consiste en dominar el aire, sino que para ganarla es necesario dominar el terreno. Los talibanes han podido esperar a que se marcharan los americanos, gracias a que dominan el cultivo y la comercialización del opio a nivel mundial.

Afganistán es un conglomerado de tribus, señores de la guerra (con diferencias étnicas, sociales y religiosas) que poco tienen que ver con lo que entendemos como una nación. Primero fueron los ingleses, luego los rusos, más tarde los americanos, a todos se les vio como extranjeros, todos unos tras otros fueron derrotados. Nos guste o no nos guste, los afganos tienen el derecho a hacer en su propia casa lo que quieran, y la popularidad de los talibanes entre gran parte de la población es un hecho, como lo fue la del Vietcong entre los vietnamitas del sur. 

No era nada fácil “inventarse una democracia” en un país como Afganistán, no lo han conseguido. Formalmente se votaba pero la corrupción y el clientelismo han primado, con lo que los americanos han pagado “la fiesta”, pero no han conseguido lo que pretendían: dejar detrás una sociedad que apoyase a Occidente. Esto explica porque unos 70.000 talibanes mal armados han conquistado en unos días sin apenas resistencia el país ante la pasividad de la gente. Enfrente tenían un ejército de 300.000 bien equipado que se ha disuelto como un azucarillo, sin ganas de luchar, desmotivado.

Con la OTAN desprestigiada, se ha roto el mito de la protección estadounidense pues con su ejército muy defensor del género, transexual y feminista no han sido capaces de enfrentarse en campo abierto, hombre a hombre. Han vuelto a utilizar su método habitual, arrasando un país a bombazos desde el aire y manteniendo áreas protegidas y controladas, mientras el resto del país se abandono al enemigos. Los viejos clanes poligámicos, machistas y patriarcales de los montaraces pashtunes han conseguido una gran victoria sabiendo esperar a que el cansancio y los elevados costes de los americanos, se planteasen la salida del país.

A todos nos duele que la Sharia la reimplanten los talibanes, pero olvidamos que está implantada en Arabia Saudí, Yemen, Qatar, etc. ¿No deberíamos preocuparnos más por quienes la intentan expandir dentro de Europa?. Los mismos y “las mismas” que protestaron por la presencia occidental al principio en Afganistán, hoy apoyan una cierta la islamización y africanización en Europa y América. ¿Hoy los LGTBI y sus fuertes apoyos reniegan del hombre y de la tradición europea? Que tipo de sociedad queremos apoyar ¿sabemos lo que lo poderosos colectivos universitarios, negros, feministas y gays opinan de nuestra civilización? Vamos listos si confiamos en ellos.

Deberíamos pensar en apoyarnos en los que comparten valores esenciales de nuestra cultura y no en los que reniegan de ellos. La caída de Kabul ha visibilizado la decadencia de Occidente, detrás aparecerá una mayor a presencia de China, el horizonte en el medio y largo plazo es muy preocupante.