Opinión

Feminismo con pedrada

Hoy tenemos igualdad legal entre el hombre y la mujer. Todos apoyamos dicha igualdad, es patrimonio común. Hoy queremos denunciar como el feminismo con pedrada o radical forma parte de todos los programas de las agencias internacionales, por acuerdo entre los poderosos de la tierra y la izquierda radical. Actúan como una nueva religión laica de resentidos sociales, que proclama el odio contra el hombre y favorece la permanente victimización de las mujeres. Afirman que el que no está con ellas es porque apoya “políticas del odio”. Con ello dificultan la libertad de expresión y el debate de ideas, todo en nombre de la “corrección política”. 

Saben que la familia es la primera institución socializadora, en ella se aprende por primera vez a vivir con otros, se aprende normas sociales y culturales, se heredan tradiciones, creencias, valores. Todo esto representa solidez, continuidad, cosa que nos gusta a los que queremos decidir como se debe educar a nuestros hijos. La familia es una limitación al adoctrinamiento de los postulados del LGTBI que quieren implantar en los colegios, al margen de los padres.

El feminismo radical se encaramó en España por las legislaciones autonómicas y hoy invade el espacio público. Se ha convertido en un negocio que maneja una importante financiación para: grupos, talleres, performances, cine, teatro, bibliotecas, congresos y arte, eso sí, todo tiene que ser muy feminista. Hay puestos de sensibilización feministas en todas las estructuras de las administraciones y en todos los chiringuitos creados ad hoc. Hoy soportamos una tupida red de agentes, una pesada burocracia bien retribuida cuyo objetivo es la discriminación positiva de la mujer.  

A finales de 2020 la Comisión Europea anunció su intención de implantar una estrategia LGTBI para todos los países de la UE. Para lograrlo, pretenden llegar incluso a eliminar el derecho de veto de los países miembros. Helena Dalli, comisaria europea para la Igualdad, advirtió que los países europeos que no respeten estas nuevas normas serán multados. 

Como la realidad europea es muy plural, quieren aprovechar las necesarias ayudas Covid para vincularlas a la aceptación de los nuevos dogmas pues les consta que muchos países no los aceptan. Pretenden meterlos en cintura a los que todavía no aceptan sus tesis. No les importa pisotear nuestra cultura, nuestra identidad nacional, la realidad biológica, ¡y hasta las palabras de mamá y papá! 

Tienen un problema, el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa no pueden tipificar el delito de "homofobia" porque está fuera de sus competencias, tal y como establece el artículo 83 del Tratado de Funcionamiento de la UE. Hay países que se están rebelando valientemente, como Polonia y Hungría, que ya han vetado el Fondo de Recuperación. La reunión de Orbán, Morawiecki y Salvini (Hungría, Polonia e Italia) pretende favorecer una coordinación al margen del Grupo Popular Europeo. Éste transige con la LGTBI y las políticas más globalitas de las izquierdas, por cuestiones de poder, ya que el transigir con estas políticas les facilitan alianzas de poder (Merkel). 

Las feministas radicales saben que para imponer sus ideas necesitarían una ley europea contra la homofobia, que dicte que esté prohibido estar en contra del matrimonio homosexual, los vientres de alquiler o la ideología de género en las escuelas. Muchos simplemente queremos defender nuestras raíces, nuestra fe, la belleza de la familia, la vida y la libertad. En esta batalla antropológica nos jugamos nuestro futuro y la vamos a ganar. Tenemos buenas razones, exijamos a todos a políticos y a empresarios respeto y claridad. Nosotros respetamos las ideas feministas radicales aunque no las compartamos. Lo que rechazamos es que nos las quieran imponer. Es simplemente una cuestión de libertad.