Opinión

Tudela, ciudad de acogida

Nuestras fiestas han sido siempre ocasión para el disfrute, para el encuentro, para la acogida. Tudelanas, tudelanos y visitantes hemos compartido almuerzos, música, diversión. Pero, por segundo año consecutivo, a las 12h del día 24 de julio, la Plaza Nueva de Tudela echará en falta el bullicio en blanco y rojo. Cuando todo empezó, no sospechábamos que nuestras fiestas pudieran verse interrumpidas durante dos años. No ha sido lo peor; atrás quedan los tiempos de confinamiento y aquellos en los que hubo pacientes que no pudieron ser visitados ni siquiera en sus últimos momentos vitales; siempre tendrán nuestro recuerdo. Afortunadamente, aunque dicho con prudencia ante el riesgo de la variante Delta, parece verse la luz al final del túnel. 

¿Qué habremos aprendido cuando acabe la pandemia? Confiemos en que perdure la solidaridad que muchas personas han demostrado durante este tiempo, y que haya menos consumismo, más apoyo mutuo, refuerzo de servicios públicos, y que sepamos dar a los cuidados y autocuidados el valor que merecen. Si algo de eso gana terreno, el esfuerzo común tendrá un horizonte de esperanza.

De momento, este año toca cuidarse y cuidar. Y continuar poniendo nuestro grano de arena para que, con o sin fiestas, la nuestra sea una ciudad de acogida, en el sentido más profundo de la palabra, donde ser tudelana o tudelano no signifique haber nacido en uno u otro lugar sino  vivir aquí, dejar aquí nuestro esfuerzo y disfrute diario, hacer una ciudad más amable en lo urbanístico, en lo festivo, en la convivencia, en la que primen la solidaridad, el cuidado de personas y naturaleza, la responsabilidad, la diversidad. 

Recuperaremos nuevas celebraciones, Fiestas incluidas. Ojalá que en el 2022 se den las condiciones necesarias para que el cohete vuelva a sonar con las mismas voces y vivas que siempre han llenado de color nuestra plaza en una explosión de felicidad y acogida.