Treinta años después del camino emprendido por ‘Plaza Nueva’, en cuya inauguración de su sede tuve el honor de estar presente el 22 de diciembre de 2006, me dirijo al director y responsable de la revista, Mariano Navarro, a través de un pequeño relato de lo que ha sido su trayectoria en Tudela, capital de la Ribera.
Treinta años no son muchos ni tampoco pocos para mostrarse satisfechos de su implantación y subsistencia en una localidad con carácter y espíritu crítico y abierto, orgullosa de su pasado y ambiciosa en conseguir sus objetivos de futuro y “estar en la pomada”, como dicen los jóvenes.
El hijo del mítico Presidente norteamericano, John Kennedy, contaba en 1995 por qué había decidido editar una revista: “los medios de comunicación son los nuevos centros de poder, como antes era la política y anteriormente la economía”. Yo no sé lo que hay de cierto en esa afirmación, pero me atrevo a pensar que la comunicación ha pasado de ser un medio a ser uno de los principales valores en el control del poder a través de la información a los ciudadanos.
Se podrá estar de acuerdo o en desacuerdo con la línea editorial de ‘Plaza Nueva’ pero en la vida real, que no virtual, como dice el clásico, una sociedad democrática y avanzada todo se ve según el color del cristal ideológico con que se mira.
Es verdad que a veces la opacidad y la necesidad de financiar el medio debilita la información veraz y equilibrada de la noticia, muy especialmente en los grandes grupos. Es evidente que no es el caso de revistas locales como ‘Plaza Nueva’, por eso es justo reconocer el mérito que tienen sus promotores por sostener y mantener esta revista informativa durante treinta años ensalzando los productos y verduras de Tudela y la Ribera, exhibiendo la obra de sus personajes más ilustres, como Rafa Moneo, apoyando, a veces desde la crítica, sus instituciones y exigiendo su espacio de credibilidad y pertenencia a una Comunidad Foral integrada en España a través del Pacto Constitucional.
¡Larga vida a Plaza Nueva!
