Opinión

La fanática reina católica

En televisión están poniendo 'Isabel', una serie sobre la vida y milagros de la reina más fanatizada del orbe mundial.

Influida por la falsa Iglesia de Cristo, manipulada por personajes que viven del cuento apostólico apoyando al poder establecido desde el emperador romano Constantino, la reina de Castilla impuso la Inquisición para acabar con todos aquellos que no abrazaban sus falsas creencias.

Una vez que Colón demostró las riquezas que había en el nuevo mundo al rey portugués y a los reyes españoles, el sumo pontífice estableció una serie de medidas, para el reparto sin que los reinos católicos acabasen en guerras entre ellos y le cediesen sus buenas comisiones a los blasfemos sacerdotes romanos.

Ingleses y franceses, que también acabaron enterándose del continente que había entre el océano Pacífico y el Atlántico, pronto llevaron sus barcos hacía allí, elevando su trayectoria, para recalar en lo que sería Estados Unidos y Canadá.

1.500 soldados españoles, en varios barcos, fueron fletados para la segunda expedición, para lo cual Colón pidió a la reina 300 mujeres para acompañar a la tropa, pero Isabel se negó a que los hombres se desfogasen sexualmente en la larga trayectoria, por lo que los castellanos, al descubrir a las "indias", vieron que estaban muy apetitosas, por lo que nacieron más mestizos castellanos que portugueses, franceses e ingleses, enseñando en las escuelas de mi pueblo que los españoles fuimos unos conquistadores mejores que el resto ya que nos mezclamos con las otras razas, cosa que los ingleses (muy suyos ellos) no hicieron.

Así se escribe la historia, falseada por historiadores interesados en demostrar lo buenos que somos los españoles, que no solo no hicimos ascos a las razas americanas, mezclando nuestras sangres, que además les dimos al verdadero Dios Cristo, la estafa más grande que imperio alguno ha hecho al pueblo americano, imponiendo su falso Dios Cristo, derribando a sus también falsos dioses y pasándose por la entrepierna a todas las indias que se dejaban y a las que no, violándolas... diciendo que la leyenda negra que los ingleses contaban de nosotros eran solo falsas calumnias.

Moraleja: todavía no entiendo como los sudamericanos han perdonado nuestras tropelías, rapiñas y engaños religiosos y que hoy en día continúen rezando en iglesias blasfemas cristianas, que les pisotean sus derechos y les engañan no como a chinos, pero sí como a americanos descubiertos y pisoteados por las armas y evangelizados para mayor gloria no de Dios sino de unos sinvergüenzas de sacerdotes cuentistas que viven muy bien todavía de ello... Pudieron independizarse de España, pero no han podido hacerlo de los curas. ¡Pobres!

Miguel Ángel Soro