Opinión

Adiós, encina de Corella: quedan dos

Una de las tres encinas centenarias con que contaba Corella, se ha secado. Todo un símil de cómo tratamos nuestro entorno y de cómo está cambiando el medio que nos rodea, fruto de nuestras acciones, digan lo que digan tanto agoreros como negacionistas medioambientales, alarmistas unos; dejados hasta la insidia los otros.

La Dehesilla es un término de Corella que albergaba tres ejemplares de encinas que, por su variedad, antigüedad y valor ecológico, fueron declaradas por el Gobierno de Navarra Monumento Natural en 1991. Eran, -y son las dos que aún siguen verdes-, vestigios del bosque mediterráneo que, junto a los sotos de ribera, hacían de esta zona un vergel verde en el que todos los pueblos y etnias que han pasado por aquí se podían asentar, asegurando su sustento por un medio grandioso y generosamente rico, en un tiempo en el que, como escribió Marcial en época romana, “senemque Caium nivibus”, con un “Moncayo encanecido por sus nieves”, hasta contábamos con nieves casi perpetuas en nuestras cumbres.

Así, poco a poco, lo que otrora fue un paraíso se está tornando desierto inhóspito, fruto más de nuestra dejadez impía que de las carencias del propio territorio que nos rodea.

Como se pudo comprobar hace un par de años, por ejemplo, que se podaron los cientos de hectáreas de pinos de repoblación con que contamos en la Ribera, en una resaca que generó buenos dineros para los Ayuntamientos porque esa madera se aprovechó, pero desde entonces, y desde muchísimo antes, ninguna política europea, española, navarra, riojana, soriana o aragonesa está propiciando que se cuide el entorno y este valle de los íberos que es esta parte del Ebro, para que no se seque y desertifique por completo, fruto de una dejadez imperdonable.

Los pinares agonizan sin intervención alguna contra la molesta procesionaria, y ningún programa público o política municipal, -salvo el testimoniado por el Colegio Público José Luis Arrese de Corella-, está haciendo nada por tornar esta triste e implacable desdicha, hecha encina seca, esta vez.

Mariano Navarro Lacarra

Director